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Allí Balaam se puso a cantar:

«Balac, rey de Moab,
me trajo de los cerros de Arabia,
para maldecir a los israelitas
y para condenarlos.

»Pero no puedo oponerme
a lo que Dios me dijo:
“No maldigas a mi pueblo
ni lo condenes”.

»Desde lo más alto de las montañas
contemplo a ese pueblo especial.
Sí, desde las alturas
contemplo a ese pueblo obediente.

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