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36 Cuando el rey Balac supo que Balaam estaba en camino, salió a su encuentro a una ciudad moabita, situada en el río Arnón, en la frontera más distante de su tierra.

37 —¿No era urgente la invitación que te envié? ¿Por qué no viniste enseguida?—le preguntó Balac a Balaam—. ¿No me creíste cuando te dije que te honraré con una generosa recompensa?

38 —Mira—contestó Balaam—, ya he venido pero no está en mis manos decir lo que yo quiera. Hablaré únicamente el mensaje que Dios ponga en mi boca.

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