³ Moisés era un hombre muy humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él.

⁵ »Bienaventurados los mansos,^(A) porque ellos heredarán la tierra.

²⁹ Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma;^(A)

²² Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, ²³ mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.

²¹ Así que despójense de toda impureza y de tanta maldad, y reciban con mansedumbre la palabra sembrada, que tiene el poder de salvarlos.