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A las mujeres de mi pueblo
las expulsáis de sus queridos hogares,
a sus hijos los priváis para siempre
del honor que procede de mí.
10 ¡Levantaos, poneos en marcha,
que no es este un tiempo de descanso!
Tu impureza provoca la destrucción,
una destrucción que será terrible.
11 Si alguien corriera tras del viento,
urdiendo falsedades como esta:
“por vino y licor vaticinaré en tu favor”,
ese sería el profeta de este pueblo.

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