Miqueas 3
Dios Habla Hoy
Mensaje contra los malos gobernantes
3 Escuchen ahora, gobernantes y jefes de Israel,
¿acaso no corresponde a ustedes
saber lo que es la justicia?
2 En cambio, odian el bien y aman el mal;
despellejan a mi pueblo
y le dejan los huesos pelados.
3 Se comen vivo a mi pueblo;
le arrancan la piel y le rompen los huesos;
lo tratan como si fuera carne para la olla.
4 Un día llamarán ustedes al Señor,
pero él no les contestará.
En aquel tiempo se esconderá de ustedes
por las maldades que han cometido.
Mensaje contra los profetas engañadores
5 Mi pueblo sigue caminos equivocados
por culpa de los profetas que lo engañan,
que anuncian paz a quienes les dan de comer
pero declaran la guerra
a quienes no les llenan la boca.
El Señor dice a esos profetas:
6 «No volverán ustedes a tener
visiones proféticas en la noche
ni a predecir el futuro en la oscuridad.»
El sol se pondrá para esos profetas,
y el día se les oscurecerá.
7 Esos videntes y adivinos
quedarán en completo ridículo.
Todos ellos se quedarán callados
al no recibir respuesta de Dios.
8 En cambio, a mí, el espíritu del Señor
me llena de fuerza, justicia y valor,
para echarle en cara a Israel su rebeldía y su pecado.
Ruina de Jerusalén
9 Escuchen esto ahora, gobernantes y jefes de Israel,
ustedes que odian la justicia
y tuercen todo lo que está derecho,
10 que construyen Jerusalén, la ciudad del monte Sión,
sobre la base del crimen y la injusticia.
11 Los jueces de la ciudad se dejan sobornar,
los sacerdotes enseñan sólo por dinero
y los profetas venden sus predicciones
alegando que el Señor los apoya, y diciendo:
«El Señor está con nosotros;
nada malo nos puede suceder.»
12 Por lo tanto, por culpa de ustedes,
Jerusalén, la ciudad del monte Sión,
va a quedar convertida en barbecho,
en un montón de ruinas,
y el monte del templo se cubrirá de maleza.
Miqueas 3
Traducción en lenguaje actual
Los malos gobernantes
3 1-3 »¡Escúchenme ustedes,
jefes y gobernantes de Israel!
¡Ustedes debieran hacer justicia,
pero hacen todo lo contrario!
Prefieren hacer lo malo,
en lugar de hacer lo bueno.
Maltratan mucho a mi pueblo;
se lo están comiendo vivo.
4 »Por eso, cuando me llamen,
yo no les responderé.
Es tan grande su maldad
que los abandonaré».
Los profetas mentirosos
5 A los profetas que engañan a mi pueblo, Dios les ha dicho:
«Ustedes sólo hablan de paz
a quienes les dan de comer,
pero a quienes no los alimentan
les declaran la guerra.
6 Por eso no les voy a informar
lo que pienso hacer.
Nunca más les comunicaré mensajes
y ya no podrán anunciar el futuro.
7 Esos profetas y adivinos
quedarán en completo ridículo.
No tendrán nada que decir,
porque yo no les responderé».
8 Pero yo, Miqueas, estoy lleno del poder de Dios. Por eso puedo afirmar que nuestro Dios es un Dios justo. También puedo acusar a los israelitas de ser un pueblo pecador y desobediente.
La derrota de Jerusalén
9 Dios dijo:
«¡Escúchenme ustedes,
jefes y gobernantes de Israel!
Ustedes rechazan la justicia,
y no respetan ninguna ley.
10 En Jerusalén y en mi templo
los crímenes y la violencia
son cosa de todos los días.
11 Los sacerdotes, profetas y jueces
enseñan, predican o dictan sentencia
sólo a cambio de dinero.
»Y para colmo se atreven a decir:
“No tenemos nada que temer.
¡Dios está con nosotros!”
12 »¡Por culpa de ustedes
mi templo será derribado!
¡Por culpa de ustedes
Jerusalén quedará en ruinas,
y el monte de Sión
se cubrirá de maleza!»
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