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Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua,(A) y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.

Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.

Jesús es ungido en Betania

(Mr. 14.3-9; Jn. 12.1-8)

Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.(B) Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. 10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros,(C) pero a mí no siempre me tendréis. 12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta ha hecho, para memoria de ella.

Judas ofrece entregar a Jesús

(Mr. 14.10-11; Lc. 22.3-6)

14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

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«Como ya saben, faltan dos días para la Pascua y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen».

Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. «Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo».

Una mujer unge a Jesús en Betania(A)

Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, que había tenido una enfermedad en su piel, se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.

Al ver esto, los discípulos se indignaron.

—¿Para qué este desperdicio? —dijeron—. Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para dárselo a los pobres.

10 Consciente de ello, Jesús dijo:

—¿Por qué molestan a esta mujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo. 11 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no me van a tener siempre. 12 Al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura. 13 Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.

Judas acuerda traicionar a Jesús(B)

14 Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a los jefes de los sacerdotes.

15 —¿Cuánto me dan y yo les entrego a Jesús? —propuso.

Decidieron pagarle treinta monedas de plata. 16 Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo.

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