Mateo 8:5-13
La Palabra (España)
Jesús sana al asistente de un oficial romano (Lc 7,1-12; Jn 4,46-54)
5 Cuando Jesús entró en Carfarnaún, se acercó a él un oficial del ejército romano suplicándole:
6 — Señor, tengo a mi asistente en casa paralítico y está sufriendo dolores terribles.
7 Jesús le dijo:
— Yo iré y lo curaré.
8 Pero el oficial le respondió:
— Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa. Pero una sola palabra tuya bastará para que sane mi asistente. 9 Porque yo también estoy sujeto a mis superiores, y a la vez tengo soldados a mis órdenes. Si a uno de ellos le digo: “Vete”, va; y si le digo a otro: “Ven”, viene; y si a mi asistente le digo: “Haz esto”, lo hace.
10 Jesús se quedó admirado al oír esto. Y dijo a los que lo seguían:
— Os aseguro que no he encontrado en Israel a nadie con una fe tan grande como esta. 11 Y os advierto que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. 12 En cambio, los que primero fueron llamados al Reino serán arrojados afuera, a la oscuridad. Allí llorarán y les rechinarán los dientes. 13 Luego dijo Jesús al oficial:
— Vete a tu casa y que se haga como creíste.
En aquel mismo momento, el asistente quedó curado.
Read full chapterLa Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España