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Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre.(A) Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; 10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.(B)

Pilato interroga a Jesús

(Mr. 15.2-5; Lc. 23.3-5; Jn. 18.33-38)

11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y este le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. 12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.

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Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió y se ahorcó.

Los principales sacerdotes recogieron las monedas. «No sería correcto poner este dinero en el tesoro del templo—dijeron—, ya que se usó para pagar un asesinato[a]». Luego de discutir unos instantes, finalmente decidieron comprar el campo del alfarero y convertirlo en un cementerio para extranjeros. Por eso todavía se llama el Campo de Sangre. Así se cumplió la profecía de Jeremías que dice:

«Tomaron las treinta piezas de plata
    —el precio que el pueblo de Israel le puso a él—
10 y compraron[b] el campo del alfarero,
    como indicó el Señor[c]».

Juicio de Jesús ante Pilato

11 Jesús se encontraba frente a Pilato, el gobernador romano.

—¿Eres tú el rey de los judíos?—le preguntó el gobernador.

—Tú lo has dicho—contestó Jesús.

12 Entonces, cuando los principales sacerdotes y los ancianos presentaron sus acusaciones contra él, Jesús guardó silencio.

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Footnotes

  1. 27:6 En griego ya que es el precio de sangre.
  2. 27:9-10a O Tomé [...] y compré.
  3. 27:9-10b En griego como me indicó el Señor. Za 11:12-13; Jr 32:6-9.

Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, y fue y se ahorcó.

Los jefes de los sacerdotes recogieron aquel dinero, y dijeron:

—Este dinero está manchado de sangre; no podemos ponerlo en el cofre de las ofrendas.

Así que tomaron el acuerdo de comprar con él un terreno llamado el Campo del Alfarero, para tener un lugar donde enterrar a los extranjeros. Por eso, aquel terreno se llama hasta el día de hoy Campo de Sangre. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que los israelitas le habían puesto, 10 y con ellas compraron el campo del alfarero, tal como me lo ordenó el Señor.»

Jesús ante Pilato(A)

11 Jesús fue llevado ante el gobernador, que le preguntó:

—¿Eres tú el Rey de los judíos?

—Tú lo has dicho —contestó Jesús.

12 Mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no respondía nada.

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Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió de allí y se ahorcó. Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas y dijeron: «Es en contra de la ley recibir este dinero, pues fue usado para matar a alguien».

Así que tomaron una decisión. Con ese dinero compraron el campo del alfarero para usarlo como cementerio para enterrar a los extranjeros que murieran mientras visitaran Jerusalén. Por eso este campo se conoce hasta hoy en día como «Campo de sangre». Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías:

«Ellos tomaron 30 monedas de plata. Era la cantidad que el pueblo de Israel había acordado pagar por su vida. 10 Lo usaron para comprar el campo del alfarero, como el Señor me lo había ordenado».[a]

Pilato interroga a Jesús

(Mr 15:2-5; Lc 23:3-5; Jn 18:33-38)

11 Mientras tanto, Jesús se presentó ante el gobernador, y este le preguntó:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

Jesús dijo:

—Tú lo has dicho.

12 Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los ancianos líderes lo acusaron, no respondió nada.

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Footnotes

  1. 27:9-10 Ver Zac 11:12-13; Jer 32:6-9.

Entonces Judas tiró las monedas en el templo, y fue y se ahorcó. Los sacerdotes principales recogieron las monedas y dijeron: «Estas monedas son el precio de la vida de un hombre; la ley no nos permite que las pongamos en la caja de las ofrendas.»

Entonces decidieron comprar con ese dinero el terreno conocido como «Campo del Alfarero», para enterrar allí a los extranjeros. Por eso, aquel terreno se conoce con el nombre de «Campo de Sangre». Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías:

«La gente de Israel puso el precio
que se pagó por la vida de aquel hombre:
¡Treinta monedas de plata!
10 Y ellos tomaron las monedas,
y compraron el Campo del Alfarero,
como Dios me lo había ordenado.»

Jesús y Pilato

11 Cuando llevaron a Jesús ante Pilato, éste le preguntó:

—¿Eres en verdad el rey de los judíos?

Jesús respondió:

—Tú lo dices.

12 Los sacerdotes principales y los líderes del país acusaban a Jesús delante de Pilato, pero Jesús no respondía nada.

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