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Jesús predice su muerte

21 Desde entonces empezó a explicarles claramente que era imprescindible que fuera a Jerusalén, que allí sufriría mucho en manos de los dirigentes judíos; y que, aunque al fin lo matarían, a los tres días resucitaría.

22 Pedro, inquieto, lo llamó aparte y lo reprendió:

―¡Dios guarde, Señor! —le dijo—. ¡A ti no te puede pasar eso que dices!

23 ―¡Apártate de mí, Satanás! —dijo Jesús mirando a Pedro—. ¡Me eres un estorbo! ¡Estás mirando las cosas desde el punto de vista humano y no del divino!

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