Mateo 15
Reina-Valera 1995
Lo que contamina al hombre(A)
15 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:
2 —¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?, pues no se lavan las manos cuando comen pan.
3 Respondiendo él, les dijo:
—¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4 Dios mandó diciendo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y “El que maldiga al padre o a la madre, sea condenado a muerte”, 5 pero vosotros decís: “Cualquiera que diga a su padre o a su madre: ‘Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte’, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre.” Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. 7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
8 »“Este pueblo de labios me honra,
mas su corazón está lejos de mí,
9 pues en vano me honran,
enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.”
10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo:
—Oíd, y entended: 11 No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
12 Entonces, acercándose sus discípulos, le dijeron:
—¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
13 Pero respondiendo él, dijo:
—Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada. 14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15 Respondiendo Pedro, le dijo:
—Explícanos esta parábola.
16 Jesús dijo:
—¿También vosotros estáis faltos de entendimiento? 17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, 19 porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
La fe de la mujer cananea(B)
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle:
—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo:
—Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.
24 Él, respondiendo, dijo:
—No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:
—¡Señor, socórreme!
26 Respondiendo él, dijo:
—No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
27 Ella dijo:
—Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 Entonces, respondiendo Jesús, dijo:
—¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres.
Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Jesús sana a muchos
29 Pasó Jesús de allí y fue junto al Mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. 30 Se le acercó mucha gente que traía consigo cojos, ciegos, mudos, mancos y otros muchos enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 31 de manera que la multitud se maravillaba al ver que los mudos hablaban, los mancos quedaban sanos, los cojos andaban y los ciegos veían. Y glorificaban al Dios de Israel.
Alimentación de los cuatro mil(C)
32 Jesús, llamando a sus discípulos, dijo:
—Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.
33 Entonces sus discípulos le dijeron:
—¿De dónde sacaremos nosotros tantos panes en el desierto para saciar a una multitud tan grande?
34 Jesús les preguntó:
—¿Cuántos panes tenéis?
Y ellos dijeron:
—Siete y unos pocos peces.
35 Entonces mandó a la multitud que se recostara en tierra. 36 Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. 37 Comieron todos y se saciaron; y de los pedazos que sobraron recogieron siete canastas llenas. 38 Los que comieron eran como cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Entonces, después de despedir a la gente, entró en la barca y fue a la región de Magdala.
Mateo 15
Reina-Valera 1960
Lo que contamina al hombre
(Mr. 7.1-23)
15 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: 2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. 3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre;(A) y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.(B) 5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. 7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
8 Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
9 Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.(C)
10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: 11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. 12 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? 13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. 14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.(D) 15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola. 16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento? 17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale;(E) y esto contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
La fe de la mujer cananea
(Mr. 7.24-30)
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. 24 Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! 26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. 27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. 28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Jesús sana a muchos
29 Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. 30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; 31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
Alimentación de los cuatro mil
(Mr. 8.1-10)
32 Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. 33 Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande? 34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. 35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra. 36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. 37 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. 38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala.
Matthäus 15
Schlachter 2000
Die Pharisäer und die Überlieferung der Alten
15 Da kamen die Schriftgelehrten und Pharisäer von Jerusalem zu Jesus und sprachen:
2 Warum übertreten deine Jünger die Überlieferung der Alten[a]? Denn sie waschen ihre Hände nicht, wenn sie Brot essen.
3 Er aber antwortete und sprach zu ihnen: Und warum übertretet ihr das Gebot Gottes um eurer Überlieferung willen?
4 Denn Gott hat geboten und gesagt: »Du sollst deinen Vater und deine Mutter ehren!« und: »Wer Vater oder Mutter flucht, der soll des Todes sterben!«[b]
5 Ihr aber sagt: Wer zum Vater oder zur Mutter spricht: Ich habe zur Weihegabe[c] bestimmt, was dir von mir zugutekommen sollte!, der braucht auch seinen Vater oder seine Mutter nicht mehr zu ehren.
6 Und so habt ihr das Gebot Gottes um eurer Überlieferung willen aufgehoben.
7 Ihr Heuchler! Treffend hat Jesaja von euch geweissagt, wenn er spricht:
8 »Dieses Volk naht sich zu mir mit seinem Mund und ehrt mich mit den Lippen, aber ihr Herz ist fern von mir.
9 Vergeblich aber verehren sie mich, weil sie Lehren vortragen, die Menschengebote sind.«[d]
Das Herz des Menschen: Quelle der Verunreinigung
10 Und er rief die Volksmenge zu sich und sprach zu ihnen: Hört und versteht!
11 Nicht das, was zum Mund hineinkommt, verunreinigt den Menschen, sondern was aus dem Mund herauskommt, das verunreinigt den Menschen.
12 Da traten seine Jünger herzu und sprachen zu ihm: Weißt du, dass die Pharisäer Anstoß nahmen, als sie das Wort hörten?
13 Er aber antwortete und sprach: Jede Pflanze, die nicht mein himmlischer Vater gepflanzt hat, wird ausgerissen werden.
14 Lasst sie; sie sind blinde Blindenleiter! Wenn aber ein Blinder den anderen leitet, werden beide in die Grube fallen.
15 Petrus aber antwortete und sprach zu ihm: Erkläre uns dieses Gleichnis!
16 Jesus aber sprach: Seid denn auch ihr noch unverständig?
17 Begreift ihr noch nicht, dass alles, was zum Mund hineinkommt, in den Bauch kommt und in den Abort geworfen wird?
18 Was aber aus dem Mund herauskommt, das kommt aus dem Herzen, und das verunreinigt den Menschen.
19 Denn aus dem Herzen kommen böse Gedanken, Mord, Ehebruch, Unzucht, Diebstahl, falsche Zeugnisse, Lästerungen.
20 Das ist"s, was den Menschen verunreinigt! Aber mit ungewaschenen Händen essen, das verunreinigt den Menschen nicht.
Die kananäische Frau
21 Und Jesus ging von dort weg und zog sich in die Gegend von Tyrus und Zidon zurück.
22 Und siehe, eine kanaanäische Frau kam aus jener Gegend, rief ihn an und sprach: Erbarme dich über mich, Herr, du Sohn Davids! Meine Tochter ist schlimm besessen!
23 Er aber antwortete ihr nicht ein Wort. Da traten seine Jünger herzu, baten ihn und sprachen: Fertige sie ab, denn sie schreit uns nach!
24 Er aber antwortete und sprach: Ich bin nur gesandt zu den verlorenen Schafen des Hauses Israel.
25 Da kam sie, fiel vor ihm nieder und sprach: Herr, hilf mir!
26 Er aber antwortete und sprach: Es ist nicht recht, dass man das Brot der Kinder nimmt und es den Hunden vorwirft.
27 Sie aber sprach: Ja, Herr; und doch essen die Hunde von den Brosamen, die vom Tisch ihrer Herren fallen!
28 Da antwortete Jesus und sprach zu ihr: O Frau, dein Glaube ist groß; dir geschehe, wie du willst! Und ihre Tochter war geheilt von jener Stunde an.
Zahlreiche Heilungen
29 Und Jesus zog von dort weiter und kam an den See von Galiläa; und er stieg auf den Berg und setzte sich dort.
30 Und es kamen große Volksmengen zu ihm, die hatten Lahme, Blinde, Stumme, Krüppel und viele andere bei sich. Und sie legten sie zu Jesu Füßen, und er heilte sie,
31 sodass sich die Menge verwunderte, als sie sah, dass Stumme redeten, Krüppel gesund wurden, Lahme gingen und Blinde sehend wurden; und sie priesen den Gott Israels.
Die Speisung der Viertausend
32 Da rief Jesus seine Jünger zu sich und sprach: Ich bin voll Mitleid mit der Menge; denn sie verharren nun schon drei Tage bei mir und haben nichts zu essen, und ich will sie nicht ohne Speise entlassen, damit sie nicht auf dem Weg verschmachten.
33 Und seine Jünger sprachen zu ihm: Woher sollen wir in der Einöde so viele Brote nehmen, um eine so große Menge zu sättigen?
34 Und Jesus sprach zu ihnen: Wie viele Brote habt ihr? Sie sprachen: Sieben, und ein paar Fische.
35 Da gebot er dem Volk, sich auf die Erde zu lagern,
36 und nahm die sieben Brote und die Fische, dankte, brach sie und gab sie seinen Jüngern; die Jünger aber gaben sie dem Volk.
37 Und sie aßen alle und wurden satt und hoben auf, was an Brocken übrig blieb, sieben Körbe voll.
38 Es waren aber etwa 4 000 Männer, die gegessen hatten, ohne Frauen und Kinder.
39 Und nachdem er die Volksmenge entlassen hatte, stieg er in das Schiff und kam in die Gegend von Magdala.
Footnotes
- (15,2) d.h. die menschlichen Zusätze, Erläuterungen und Ausführungsbestimmungen zum Gesetz Gottes, die frühere jüdische Lehrer und Schriftgelehrte zusammengetragen hatten und die im jüdischen Schrifttum (Talmud) in der »Mischna« und »Gemara« überliefert sind.
- (15,4) 2Mo 20,12; 3Mo 20,9.
- (15,5) d.h. als Gott geweihte Gabe für den Tempelschatz.
- (15,9) Jes 29,13.
Mateo 15
Nueva Versión Internacional
Lo limpio y lo impuro(A)
15 Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la Ley que habían llegado de Jerusalén y preguntaron:
2 —¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los líderes religiosos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!
3 Jesús contestó:
—¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición? 4 Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”[a] y también: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.[b] 5 Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios”. 6 En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre.[c] Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios. 7 ¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes:
8 »“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
9 En vano me adoran;
sus enseñanzas no son más que reglas humanas”».[d]
10 Jesús llamó a la multitud y dijo:
—Escuchen y entiendan. 11 Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.
12 Entonces se le acercaron los discípulos y dijeron:
—¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso?
13 —Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz —respondió—. 14 Déjenlos; son guías ciegos.[e] Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.
15 —Explícanos la comparación —pidió Pedro.
16 —¿Tampoco ustedes pueden todavía entenderlo? —dijo Jesús—. 17 ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. 20 Estas son las cosas que contaminan a la persona y no el comer sin lavarse las manos.
La fe de la mujer cananea(B)
21 Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón. 22 De esa región salió a su encuentro una mujer cananea gritando:
—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.
23 Jesús no respondió ni una palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:
—Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.
24 —No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús.
25 La mujer se acercó y arrodillándose delante de él, suplicó:
—¡Señor, ayúdame!
26 Él respondió:
—No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a los perros.
27 —Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 —¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres.
Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.
Jesús alimenta a cuatro mil(C)(D)
29 Salió Jesús de allí y llegó a orillas del lago de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó. 30 Se acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más; los pusieron a sus pies y él los sanó. 31 La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
—Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.
33 Los discípulos objetaron:
—¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?
34 —¿Cuántos panes tienen? —preguntó Jesús.
—Siete y unos pocos pescaditos —respondieron ellos.
35 Luego Jesús mandó que la gente se sentara en el suelo. 36 Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Estos, a su vez, los distribuyeron a la gente. 37 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron. 38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños. 39 Después de despedir a la gente, Jesús subió a la barca y se fue a la región de Magadán.[f]
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