¹¹ Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos^(A)”.

¹² Pero él respondió: “En verdad les digo que no las conozco”.

²⁵ Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta^(A), y ustedes, estando fuera, comiencen a llamar a la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos^(B)”. Él respondiendo, les dirá: “No sé de dónde son^(C)”. ²⁶ Entonces comenzarán a decir^(D): “Comimos y bebimos en Tu presencia, y enseñaste en nuestras calles”; ²⁷ y Él dirá: “Les digo que no sé de dónde son^(E); apártense de Mí, todos los que hacen iniquidad^(F)”.

²⁸ »Allí será el llanto y el crujir de dientes^(G) cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes echados fuera. ²⁹ Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán^[a] a la mesa en el reino de Dios^(H). ³⁰ Por tanto, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos^(I)».

Lamento sobre Jerusalén

³¹ En ese momento llegaron unos fariseos y dijeron a Jesús: «Sal y vete de aquí, porque Herodes^(J) te quiere matar». ³² Y Él les dijo: «Vayan y díganle a ese zorro: “Yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día cumplo Mi propósito^[b](K)”. ³³ Sin embargo, debo seguir Mi camino, hoy, mañana y pasado mañana^(L); porque no puede ser que un profeta^(M) muera fuera de Jerusalén.

³⁴ »¡^(N)Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas^(O), y no quisiste! ³⁵ Por tanto, la casa de ustedes se les deja desierta^[c]; y les digo que no me verán más, hasta que llegue el tiempo en que digan: “Bendito el que viene en nombre del Señor^(P)”».