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25 Pero cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo diciéndole:

—Espíritu mudo y sordo, yo te mando, ¡sal de él y nunca más entres en él!

26 Entonces, clamando y desgarrándolo con violencia, el espíritu salió y el muchacho quedó como muerto, de modo que muchos decían:

—¡Está muerto!

27 Pero Jesús lo tomó de la mano y lo enderezó, y él se levantó.

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