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24 ―¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!

25 Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió al espíritu maligno.

―Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él.

26 El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Este quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Se ha muerto».

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