Add parallel Print Page Options

Y VINIERON de la otra parte de la mar á la provincia de los Gadarenos.

Y salido él del barco, luego le salió al encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,

Que tenía domicilio en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podía alguien atar;

Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y los grillos desmenuzados; y nadie le podía domar.

Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, é hiriéndose con las piedras.

Y como vió á Jesús de lejos, corrió, y le adoró.

Y clamando á gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.

Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.

Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.

10 Y le rogaba mucho que no le enviase fuera de aquella provincia.

11 Y estaba allí cerca del monte una grande manada de puercos paciendo.

12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos á los puercos para que entremos en ellos.

13 Y luego Jesús se lo permitió. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos, y la manada cayó por un despeñadero en la mar; los cuales eran como dos mil; y en la mar se ahogaron.

14 Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que había acontecido.

15 Y vienen á Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado y vestido, y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.

16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los puercos.

17 Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos.

18 Y entrando él en el barco, le rogaba el que había sido fatigado del demonio, para estar con él.

19 Mas Jesús no le permitió, sino le dijo: Vete á tu casa, á los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.

20 Y se fué, y comenzó á publicar en Decápolis cuan grandes cosas Jesús había hecho con él: y todos se maravillaban.

21 Y pasando otra vez Jesús en un barco á la otra parte, se juntó á él gran compañía; y estaba junto á la mar.

22 Y vino uno de los príncipes de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vió, se postró á sus pies,

23 Y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está á la muerte: ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.

24 Y fué con él, y le seguía gran compañía, y le apretaban.

25 Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía,

26 Y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,

27 Como oyó hablar de Jesús, llegó por detrás entre la compañía, y tocó su vestido.

28 Porque decía: Si tocare tan solamente su vestido, seré salva.

29 Y luego la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

30 Y luego Jesús, conociendo en sí mismo la virtud que había salido de él, volviéndose á la compañía, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?

31 Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?

32 Y él miraba alrededor para ver á la que había hecho esto.

33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.

34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva: ve en paz, y queda sana de tu azote.

35 Hablando aún él, vinieron de casa del príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al Maestro?

36 Mas luego Jesús, oyendo esta razón que se decía, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree solamente.

37 Y no permitió que alguno viniese tras él sino Pedro, y Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.

38 Y vino á casa del príncipe de la sinagoga, y vió el alboroto, los que lloraban y gemían mucho.

39 Y entrando, les dice: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La muchacha no es muerta, mas duerme.

40 Y hacían burla de él: mas él, echados fuera todos, toma al padre y á la madre de la muchacha, y á los que estaban con él, y entra donde la muchacha estaba.

41 Y tomando la mano de la muchacha, le dice: Talitha cumi; que es, si lo interpretares: Muchacha, á ti digo, levántate.

42 Y luego la muchacha se levantó, y andaba; porque tenía doce años. Y se espantaron de grande espanto.

43 Mas él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que le diesen de comer.

El endemoniado gadareno

(Mt. 8.28-34; Lc. 8.26-39)

Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. 10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. 11 Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 12 Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. 13 Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.

14 Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido. 15 Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 16 Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. 17 Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 18 Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20 Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

(Mt. 9.18-26; Lc. 8.40-56)

21 Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. 22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, 23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.

24 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. 25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? 31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? 32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. 34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? 36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente. 37 Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 38 Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39 Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. 40 Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. 41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. 42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. 43 Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.

Giayo ni Jesus ang Tawo nga Gigamhan sa Daotang Espiritu

(Mat. 8:28-34; Luc. 8:26-39)

Human niadto nakaabot sila sa tabok sa Linaw sa Galilea, sa dapit sa mga Gerasenhon,[a] Sa dihang nakakanaog na si Jesus sa sakayan, gisugat siya sa usa ka tawo nga migawas gikan sa langub nga lubnganan. Kini nga tawo gigamhan sa daotang espiritu ug didto na nagapuyo sa mga langub nga lubnganan. Wala gayoy tawo nga makagapos kaniya, bisan makakadena kaniya. Daghan na nga higayon nga gikadenahan ang iyang mga tiil ug mga kamot, apan gipamugto lang niya kini. Wala gayoy makapugong kaniya. Adlaw ug gabii, didto sa mga langub nga lubnganan o kaha sa mga bukid, nagsige siya ug singgit ug gisamad-samaran niyag bato ang iyang lawas.

Sa pagkakita niya kang Jesus didto sa layo, midagan siya ngadto kaniya ug miluhod. 7-8 Miingon si Jesus sa daotang espiritu nga nagpuyo niadtong tawo, “Ikaw nga daotang espiritu, gawas gikan niining tawo!” Misinggit ang tawo, “Jesus, Anak sa Dios nga labaw sa tanan, unsay imong labot kanako? Nagapakilooy ako kanimo sa ngalan sa Dios nga dili mo ako silotan.” Gipangutana dayon siya ni Jesus, “Unsay imong ngalan?” Mitubag siya, “Ang akong ngalan si Panon tungod kay daghan kami.” 10 Ug nagsige siyag pakilooy kang Jesus nga dili lang sila papahawaon niadtong dapita.

11 Duol didto, naay daghang mga baboy nga nangungad sa bakilid. 12 Nagpakilooy kang Jesus ang mga daotang espiritu nga tugotan sila nga mosulod niadtong mga baboy. 13 Busa gitugotan niya sila. Ug migawas ang mga daotang espiritu gikan niadtong tawo ug misulod sa mga baboy. Unya ang tanang mga baboy didto nga mga duha ka libo mihaguros sa pagpanagan padulhog sa bakilid diretso sa linaw ug nangalumos.

14 Nanagan ang mga nagaatiman sa mga baboy ug gisulti nila ang nahitabo ngadto sa mga tawo sa lungsod ug sa kaumahan. Busa miadto ang mga tawo kang Jesus aron tan-awon kon unsa ang nahitabo. 15 Pag-abot nila didto nakita nila kadtong tawo nga kaniadto gigamhan sa mga daotang espiritu. Nagalingkod siya nga may bisti na ug maayo na ang pangisip. Busa nangahadlok sila. 16 Ang mga nakakita misulti sa mga tawo kon unsa ang nahitabo sa tawo nga gigamhan kaniadto sa mga daotang espiritu ug ang nahitabo sa mga baboy. 17 Tungod niadtong hitaboa nagpakilooy sila kang Jesus nga mobiya sa ilang lugar. 18 Sa dihang mosakay na si Jesus sa sakayan, kadtong tawo nga kaniadto gigamhan sa mga daotang espiritu nagpakilooy kaniya nga kon mahimo paubanon siya. 19 Apan wala mosugot si Jesus, giingnan hinuon niya kini, “Pauli sa imong pamilya ug sultihi sila kon unsa ang gihimo sa Ginoo ug unsa siya kamaluloy-on diha kanimo.”

20 Busa milakaw kadtong tawo ug miadto siya sa probinsya sa Decapolis, ug didto gisulti niya ang gihimo ni Jesus kaniya. Natingala gayod ang tanan nga nakadungog kaniya.

Ang Bata ni Jairus ug ang Babaye nga Mihikap sa Bisti ni Jesus

(Mat. 9:18-26; Luc. 8:40-56)

21 Pagtabok na usab ni Jesus sa pikas sa linaw, daghang mga tawo ang nagtigom didto kaniya. 22-23 Miabot usab didto si Jairus nga usa sa mga pangulo sa sinagoga sa mga Judio. Sa pagkakita niya kang Jesus miluhod siya kaniya ug nagpakilooy, “Ang akong anak nga dalagita himalatyon na. Kon mahimo adtoi siya didto sa balay ug ipandong ang imong kamot kaniya aron mamaayo siya ug mabuhi!” 24 Busa miuban si Jesus kaniya. Daghan kaayong mga tawo ang misunod kang Jesus ug nagdasok sila ngadto kaniya. 25 May babaye didto nga nagtali-dugo sulod na sa dose ka tuig. 26 Dako na kaayo ang iyang nagasto sa pagpatambal sa nagkalain-lain nga mga mananambal. Nagasto na niya ang tanan niyang pilak ug kabtangan, apan wala gayod siya mamaayo. Misamot hinuon ang iyang sakit. 27 Nadungog niya ang balita mahitungod kang Jesus, busa miliot siya sa daghang tawo aron makaduol sa luyo ni Jesus. 28 Miingon siya sa iyang kaugalingon, “Kon mahikap ko lang bisan ang iyang bisti, mamaayo gayod ako.” 29 Busa gihikap niya ang bisti ni Jesus ug diha-diha miundang ang iyang pagdugo, ug nabati niya nga naayo na siya sa iyang sakit. 30 Nabati ni Jesus nga may gahom nga migawas gikan kaniya, busa milingi dayon siya ug miingon, “Kinsa ang mihikap sa akong bisti?” 31 Mitubag ang iyang mga tinun-an, “Kadaghan sa mga tawo nga nagdasok diha kanimo, nganong mangutana ka pa man kon kinsa ang mihikap kanimo?” 32 Apan naglingi-lingi pa gayod siya kon kinsa ang mihikap kaniya. 33 Tungod kay nasayran sa babaye kon unsa ang nahitabo kaniya, miduol siya kang Jesus nga nagkurog sa kahadlok. Miluhod siya ug misulti sa tinuod. 34 Unya miingon si Jesus kaniya, “Anak ko, naluwas ka tungod sa imong pagtuo. Busa pauli ug ayaw na ug kaguol sa imong sakit kay naayo ka na.”

35 Samtang nakigsulti pa siya sa babaye may nangabot nga pipila ka mga tawo gikan sa balay ni Jairus. Miingon sila kang Jairus, “Patay na ang imong anak. Ayaw na samoka ang magtutudlo.” 36 Apan wala magtagad si Jesus sa ilang giingon. Miingon siya kang Jairus, “Ayaw kahadlok. Tuo lang.” 37 Busa mipadayon sila. Apan wala siyay gipauban gawas kang Pedro ug ang magsoon nga si Santiago ug si Juan. 38 Sa pag-abot nila didto sa balay ni Jairus nakita ni Jesus nga nagkaguliyang ang mga tawo. Ug may nanghilak ug nagminatay. 39 Misulod sila sa balay ug miingon siya sa mga tawo, “Nganong nagkaguliyang ug nanghilak man kamo? Wala mamatay ang bata, kondili natulog lang siya.” 40 Gikataw-an nila si Jesus. Busa gipagawas niya ang tanang mga tawo ug gipasulod niya sa kuwarto sa bata ang amahan ug inahan niini, ug ang tulo nga iyang kauban. 41 Unya iyang gikuptan ang kamot sa bata ug miingon, “Talitha, koum,” nga ang buot ipasabot, “Inday, bangon!” 42 Ug diha-diha mibangon ang dalagita ug naglakaw-lakaw. (Ang maong dalagita nagapanuigon ug dose ka tuig). Hilabihan gayod ang ilang katingala sa nahitabo. 43 Apan gipahimangnoan niya sila nga dili gayod mosulti kang bisan kinsa. Ug giingnan niya sila nga hatagan ug pagkaon ang bata.

Footnotes

  1. 5:1 Gerasenhon: Sa uban nga mga kopya sa Griego, Gadarenhon o, Gergesenhon.