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Pero cuando salió el sol, las plantas se quemaron y como no tenían raíces, se secaron. Otras cayeron entre espinos, crecieron con las plantas y las ahogaron. Así que no dieron fruto. Otras semillas cayeron en tierra buena y empezaron a dar fruto. Allí pudieron brotar, crecer y dar fruto. Algunas plantas produjeron 30 granos por semilla, otras 60 y otras 100».

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