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Parábola de los labradores criminales (Mt 21,33-46; Lc 20,9-19)

12 Jesús les contó entonces esta parábola:

— Un hombre plantó una viña, la cercó con una valla, construyó un lagar y levantó una torre; luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje. En el tiempo oportuno envió un criado para percibir de los labradores la parte correspondiente del fruto de la viña. Pero ellos le echaron mano al criado, lo golpearon y lo mandaron de vuelta con las manos vacías. Volvió a enviarles otro criado, y ellos lo hirieron en la cabeza y lo llenaron de injurias. Luego mandó a otro, y a este lo asesinaron. Y lo mismo hicieron con otros muchos; a unos los hirieron y a otros los mataron. Cuando al amo ya únicamente le quedaba su hijo querido, lo envió por último a los viñadores pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”. Y, echándole mano, lo asesinaron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará, pues, el dueño de la viña? Llegará, hará perecer a esos labradores y dará la viña a otros. 10 ¿No han leído ustedes este pasaje de las Escrituras:

La piedra que desecharon los constructores,
se ha convertido en la piedra principal.
11 Esto lo ha hecho el Señor,
y nos resulta verdaderamente maravilloso?

12 Sus adversarios comprendieron que Jesús se había referido a ellos con esta parábola. Por eso trataban de apresarlo, aunque finalmente desistieron y se marcharon, porque temían a la gente.

La cuestión del tributo al emperador (Mt 22,15-22; Lc 20,20-26)

13 Los fariseos y los del partido de Herodes enviaron algunos de los suyos con el encargo de sorprender a Jesús en alguna palabra comprometedora. 14 Vinieron, pues, y le preguntaron:

— Maestro, sabemos que tú eres sincero y que no te preocupa el qué dirán, pues no juzgas a la gente por las apariencias, sino que enseñas con toda verdad a vivir como Dios quiere; así pues, ¿estamos o no estamos obligados a pagar el tributo al emperador romano? ¿Tenemos o no tenemos que dárselo? 15 Jesús, conociendo la hipocresía que había en ellos, les contestó:

— ¿Por qué me ponen trampas? Tráiganme un denario para que yo lo vea.

16 Ellos se lo presentaron y Jesús les preguntó:

— ¿De quién es esta efigie y esta inscripción?

Le contestaron:

— Del emperador.

17 Entonces Jesús les dijo:

— Pues den al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.

Con esta respuesta quedaron estupefactos.

La cuestión de la resurrección (Mt 22,23-33; Lc 20,27-40)

18 Después de esto vinieron unos saduceos que, como dicen que no hay resurrección, hicieron a Jesús esta pregunta:

19 — Maestro, Moisés nos dejó escrito que si el hermano de uno muere y deja esposa , pero no hijos, el hermano mayor superviviente deberá casarse con la viuda para dar descendencia al hermano difunto. 20 Pues bien, hubo una vez siete hermanos; el primero de ellos se casó, pero murió sin haber tenido descendencia. 21 Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero él también murió sin dejar descendencia. Lo mismo pasó con el tercero, 22 y con los siete: ninguno tuvo descendencia de aquella mujer, que fue la última de todos en morir. 23 Así, pues, en la resurrección, cuando todos resuciten, ¿de cuál de ellos será esposa, si los siete estuvieron casados con ella?

24 Jesús les dijo:

— Ustedes están en esto muy equivocados al no conocer las Escrituras ni tener idea del poder de Dios. 25 En la resurrección ya no habrá matrimonios, sino que todos serán como los ángeles que están en los cielos. 26 En cuanto a que los muertos han de resucitar, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27 Pues bien, él es Dios de vivos y no de muertos. ¡Ustedes están muy equivocados!

El mandamiento principal (Mt 22,34-40; Lc 10,25-28)

28 Uno de los maestros de la ley que había escuchado toda la discusión, al ver lo bien que Jesús les había respondido, se acercó a él y le preguntó:

— ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?

29 Jesús le contestó:

— El primero es: Escucha, Israel : el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. 30 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. 31 Y el segundo es : Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que estos.

32 El maestro de la ley contestó a Jesús:

— ¡Muy bien, Maestro! Es cierto lo que dices: Dios es único y no hay otro fuera de él. 33 Y amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro entendimiento y con todas nuestras fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. 34 Jesús entonces, viendo que había contestado con sabiduría, le dijo:

— Tú no estás lejos del reino de Dios.

Después de esto, ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Mesías? (Mt 22,41-46; Lc 20,41-44)

35 Jesús estaba enseñando en el Templo e interpelaba a sus oyentes diciendo:

— ¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Mesías es hijo de David? 36 El propio David afirmó, inspirado por el Espíritu Santo:

Dijo el Señor a mi Señor:
“Siéntate a mi derecha
hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies”.

37 Pues si el propio David llama Señor al Mesías, ¿cómo puede el Mesías ser hijo suyo?

Y era mucha la gente que disfrutaba escuchando a Jesús.

Contra los maestros de la ley (Mt 23,1-36; Lc 20,45-47)

38 Decía también Jesús en su enseñanza:

— Cuídense de esos maestros de la ley, a quienes les agrada pasear vestidos con ropaje suntuoso, ser saludados en público 39 y ocupar los lugares preferentes en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes. 40 ¡Esos que devoran las haciendas de las viudas, recitando largas oraciones para disimular, recibirán el más severo castigo!

La ofrenda de la viuda (Lc 21,1-4)

41 Estaba Jesús sentado frente al arca de las ofrendas y miraba cómo la gente echaba dinero en ella. Muchos ricos echaban en cantidad. 42 En esto llegó una viuda pobre que echó dos monedas de muy poco valor. 43 Jesús llamó entonces a los discípulos y les dijo:

— Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el arca más que todos los demás. 44 Porque todos los otros echaron lo que les sobraba, pero ella, dentro de su necesidad, ha echado cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.

Parábola de los labradores malvados(A)

12 Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. Llegada la cosecha, mandó un siervo a los labradores para recibir de ellos parte de la cosecha. Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías. Entonces les mandó otro siervo; a este le rompieron la cabeza y lo humillaron. Mandó a otro y a este lo mataron. Mandó a otros muchos, a unos los golpearon, a otros los mataron.

»Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!”. Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo y la herencia será nuestra”. Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.

»¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores y dará el viñedo a otros. 10 ¿No han leído ustedes esta Escritura:

»“La piedra que desecharon los constructores
    ha llegado a ser la piedra angular.
11 Esto ha sido obra del Señor
    y nos deja maravillados”?».[a]

12 Cayendo en cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaban la manera de arrestarlo. Pero temían a la multitud; así que lo dejaron y se fueron.

El pago de impuestos al césar(B)

13 Luego enviaron a Jesús algunos de los fariseos y los partidarios del rey Herodes para tenderle una trampa con sus mismas palabras. 14 Al llegar dijeron:

—Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie porque no te fijas en las apariencias, sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad. ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? ¿Debemos pagar o no?

15 Pero Jesús, sabiendo que fingían, respondió:

—¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una moneda romana[b] para verla.

16 Le llevaron la moneda y él les preguntó:

—¿De quién es esta imagen y esta inscripción?

—Del césar —contestaron.

17 Y Jesús les dijo:

—Denle, pues, al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.

Y quedaron admirados de él.

El matrimonio en la resurrección(C)

18 Entonces los saduceos, que dicen que no hay resurrección, fueron a verlo y le plantearon un problema:

19 —Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia. 20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar descendencia. 21 El segundo se casó con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia. Lo mismo le pasó al tercero. 22 En fin, ninguno de los siete dejó descendencia. Por último, murió también la mujer. 23 En la resurrección, ¿de cuál será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?

24 —¿Acaso no andan ustedes equivocados? —respondió Jesús—. ¡Es que desconocen las Escrituras y el poder de Dios! 25 Cuando resuciten los muertos, no se casarán ni serán dados en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo. 26 Pero en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza, cómo Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”?[c] 27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Ustedes andan muy equivocados!

El mandamiento más importante(D)

28 Uno de los maestros de la Ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús había contestado, preguntó:

—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29 Jesús contestó:

—El más importante es: “Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.[d] 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.[e] 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.[f] No hay otro mandamiento más importante que estos.

32 —Bien dicho, Maestro —respondió el maestro de la Ley—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.

34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:

—No estás lejos del reino de Dios.

Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?(E)(F)

35 Mientras enseñaba en el Templo, Jesús les propuso:

—¿Cómo es que los maestros de la Ley dicen que el Cristo es descendiente de David? 36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró:

»“Dijo el Señor a mi Señor:
    ‘Siéntate a mi derecha,
hasta que ponga a tus enemigos
    debajo de tus pies’ ”.[g]

37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede entonces ser su descendiente?

La muchedumbre lo escuchaba con agrado.

38 Como parte de su enseñanza Jesús decía:

—Tengan cuidado de los maestros de la Ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.

La ofrenda de la viuda(G)

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en las alcancías del Templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. 42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.[h]

43 Jesús llamó a sus discípulos y dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás. 44 Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».

Footnotes

  1. 12:11 Sal 118:22,23.
  2. 12:15 una moneda romana. Lit. un denario.
  3. 12:26 Éx 3:6.
  4. 12:29 Dios es el único Señor. Alt. Dios, el Señor es uno.
  5. 12:30 Dt 6:4,5.
  6. 12:31 Lv 19:18.
  7. 12:36 Sal 110:1.
  8. 12:42 dos … poco valor. Lit. dos lepta, que es un cuadrante.

The Parable of the Wicked Tenants

12 Jesus began to speak to them in parables. “A man planted a vineyard, put a fence around it, dug a pit for the winepress, and built a watchtower. Then he rented it out to some tenant farmers and went on a journey. When it was time, he sent a servant to the tenants to receive his share of the vineyard’s produce. They took him, beat him, and sent him away empty-handed. Again, he sent another servant to them. But they hit him on the head and treated him shamefully. Then he sent another servant, but they killed that one. He also sent many others; some they beat, and others they killed. He still had one left, a dearly loved son. Finally, he sent him to them, saying, ‘They will respect my son.’ But those tenant farmers said to one another, ‘This is the heir. Come on, let’s kill him, and the inheritance will be ours.’ They seized him, killed him, and threw him out of the vineyard. So what will the owner of the vineyard do? He will come and kill those tenant farmers and give the vineyard to others. 10 Have you not read this Scripture:

The stone the builders rejected has become the cornerstone.
11 The Lord has done this, and it is marvelous in our eyes?”[a]

12 They were looking for a way to arrest him, because they knew that he had spoken the parable against them. But they feared the crowd, so they left him and went away.

Paying Taxes to Caesar

13 The Jewish leaders sent some Pharisees and some Herodians to Jesus to try to trap him in what he said. 14 They came and said to him, “Teacher, we know that you are honest and do not play favorites, since you are not partial to anyone,[b] but you teach the way of God on the basis of the truth. Is it lawful to pay a tax to Caesar or not? 15 Should we pay it or not?”

Since Jesus knew their hypocrisy, he said to them, “Why do you keep testing me? Bring me a denarius so that I can look at it.”

16 So they brought one.

He said to them, “Whose image and inscription is this?”

“Caesar’s,” they answered him.

17 Then Jesus told them, “Give to Caesar what is Caesar’s, and to God what is God’s.”

And they were amazed at him.

The God of the Living

18 Next some Sadducees (who say that there will be no resurrection) came to him. They asked him a question: 19 “Teacher, Moses wrote for us: ‘If a man’s brother dies and leaves behind a wife but no child, then his brother should take his wife and raise up children for his brother.’[c]

20 “Now there were seven brothers. The first one took a wife and died without leaving children. 21 The second one married her and died, leaving no children. The third one did the same. 22 The seven left no children. Last of all, the woman also died. 23 So when they rise in the resurrection, whose wife will she be, since all seven had her as a wife?”

24 Jesus said to them, “Isn’t this the reason you are mistaken: that you do not know the Scriptures or the power of God? 25 In fact, when people rise from the dead, they do not marry, and they are not given in marriage, but they are like angels in heaven. 26 But about the dead—that they are raised—have you not read in the book of Moses, in the passage about the burning bush, how God told him, ‘I am the God of Abraham, the God of Isaac, and the God of Jacob’?[d] 27 He is not the God of the dead, but of the living. You are badly mistaken.”

Love God and Your Neighbor

28 One of the experts in the law approached after he heard their discussion. When he saw that Jesus had answered them well, he asked Jesus, “Which commandment is the greatest of all?”

29 Jesus answered, “The most important is: ‘Hear, O Israel, the Lord, our God, the Lord is one. 30 You shall love the Lord your God with all your heart, with all your soul, with all your mind, and with all your strength.’[e] 31 The second is this: ‘You shall love your neighbor as yourself.’[f] There is no other commandment greater than these.”

32 The expert in the law said to him, “Well said, teacher. You have spoken correctly on the basis of the truth that he is one, and there is no other besides him.[g] 33 To love him with all your heart, with all your understanding, and with all your strength, and to love your neighbor as yourself, is more important than all whole burnt offerings and sacrifices.”[h]

34 When Jesus saw that he had answered wisely, he said to him, “You are not far from the kingdom of God.” After that, no one dared to ask him any more questions.

David’s Son and David’s Lord

35 While Jesus was teaching in the temple courts, he responded by saying, “How is it that the experts in the law say that the Christ is the Son of David? 36 David himself said by the Holy Spirit:

The Lord said to my Lord, ‘Sit at my right hand,
until I make your enemies a footstool under your feet.’[i]

37 “David himself calls him Lord, so how can he be his son?” The large crowd listened to him with delight.

Do Not Do What They Do

38 He also said to them in his teaching, “Beware of the experts in the law who like to walk around in long robes and receive greetings in the marketplaces. 39 They love the best seats in the synagogues and the places of honor at banquets. 40 They devour widows’ houses and offer long prayers to look good. These men will receive greater condemnation.”

The Poor Widow’s Offering

41 Jesus sat down opposite the offering box and was watching how the crowd put money into it. Many rich people put in large amounts. 42 One poor widow came and put in two small bronze coins,[j] worth less than a penny.[k] 43 He called his disciples together and said to them, “Amen I tell you: This poor widow put more into the offering box than all the others. 44 For they all gave out of their surplus, but she, out of her poverty, put in everything—all that she had to live on.”

Footnotes

  1. Mark 12:11 Psalm 118:22-23
  2. Mark 12:14 Literally and it is not a concern to you about anyone, for you do not look at the face of men
  3. Mark 12:19 See Deuteronomy 25:5-6.
  4. Mark 12:26 Exodus 3:6,15
  5. Mark 12:30 Deuteronomy 6:4-5
  6. Mark 12:31 Leviticus 19:18
  7. Mark 12:32 See Deuteronomy 6:4; 4:35; Isaiah 45:21.
  8. Mark 12:33 Deuteronomy 6:5; Leviticus 19:18
  9. Mark 12:36 Psalm 110:1
  10. Mark 12:42 Literally lepta. One lepton was a coin worth about 1⁄128 of an agricultural worker’s daily wages.
  11. Mark 12:42 Literally quadrans. One quadrans was a coin worth about 1⁄64 of an agricultural worker’s daily wages.

Parábola de los labradores malvados

12 Entonces Jesús comenzó a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Puso un cerco alrededor de él, cavó un lagar y construyó una torre para vigilarlo. Luego alquiló el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.

»Cuando llegó el tiempo de la cosecha, mandó a uno de sus criados para que los labradores le pagaran con la parte de la cosecha que habían convenido. Pero los labradores lo agarraron, lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.

»Él entonces envió a otro de sus criados; y a este lo hirieron en la cabeza y lo humillaron.

»Mandó a otro y también lo mataron. Luego mandó a muchos más; y a unos los golpearon y a otros los mataron. Ya sólo le quedaba enviar a uno, a su hijo amado. Por fin lo mandó a él, pensando que como era su hijo sí lo iban a respetar. Pero los labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Vamos, matémoslo y la herencia será nuestra”. Dicho y hecho: lo agarraron, lo mataron y arrojaron su cadáver fuera del viñedo.

»¿Qué creen que hará el dueño? Volverá, matará a aquellos labradores y arrendará el viñedo a otros.

10 »¿No han leído ustedes la Escritura que dice: “La piedra que los constructores desecharon ahora es la piedra principal. 11 El Señor lo hizo y es una maravilla ante nuestros ojos”?».

12 Los sacerdotes, maestros de la ley y ancianos que escuchaban se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos y entonces quisieron arrestarlo. Pero como temían a la multitud, lo dejaron y se fueron.

El pago de impuestos al césar

13 Enviaron luego a algunos de los fariseos y de los herodianos[a] para hacer caer a Jesús en una trampa con sus mismas palabras.

14 Apenas llegaron, le dijeron:

―Maestro, sabemos que eres un hombre intachable y no te dejas llevar por lo que dicen los demás, porque no te fijas en las apariencias. Tú de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al césar, o no? 15 Pero Jesús, conociendo su hipocresía, les replicó:

―¿Por qué me tienden trampas? Tráiganme una de las monedas con que se paga ese impuesto, para que la vea.

16 Ellos le llevaron la moneda; y mirándola, señalándola, Jesús les preguntó: —¿De quién es esta imagen y esta inscripción?

―Del césar —contestaron ellos.

17 Él les dijo: —Pues denle al césar lo que es del césar; y a Dios, lo que es de Dios.

Esa respuesta los llenó de admiración.

El matrimonio en la resurrección

18 Luego los saduceos, los que sostienen que no hay resurrección, fueron a ver a Jesús y le plantearon esta dificultad:

19 ―Maestro, Moisés nos enseñó por medio de sus escritos que si un hombre muere y deja a su esposa sin haber tenido hijos, el hermano de ese hombre debe casarse con la viuda para que a su hermano le quede descendencia.

20 Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó, pero murió sin dejar hijos. 21 El segundo se casó con la viuda, pero también él murió sin dejar descendencia; lo mismo le pasó al tercero 22 y así sucesivamente a los otros cuatro. Los siete hermanos murieron sin dejar hijos. Después murió también la mujer. 23 Cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?

24 Jesús les respondió:

―Ustedes están equivocados por no conocer ni las Escrituras ni el poder de Dios. 25 Cuando resuciten los muertos, no se casarán ni serán entregados en casamiento, porque serán como los ángeles que están en el cielo. 26 Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no han leído ustedes, en el libro de Moisés, el pasaje de la zarza en el que se dice que Dios le habló a Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? 27 Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Así que ustedes están equivocados por completo.

El mandamiento más importante

28 Entonces se le acercó uno de los maestros de la ley que los oyó discutir. Al ver que Jesús les había contestado bien, le preguntó:

―De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29 Jesús le contestó:

―El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios, el Señor es uno. 30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. 31 Y el segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos.

32 El maestro de la ley le respondió:

―Muy bien dicho, Maestro. Dices la verdad cuando afirmas que Dios es uno y que no hay otro además de él. 33 Y que amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y todos los sacrificios.

34 Al ver Jesús que había respondido con sabiduría, le dijo:

―No estás lejos del reino de Dios.

Después de esto, ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?

35 Mientras Jesús enseñaba en el templo, les preguntó:

―¿Por qué dicen los maestros de la ley que el Cristo es hijo de David? 36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, dijo: “El Señor dijo a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’ ”. 37 ¿Cómo, pues, puede ser hijo de David si el propio David lo llama “Señor”?

La gente lo escuchaba con agrado.

38 Jesús continuó enseñando y les decía:

―Cuídense de los maestros de la ley, pues a ellos les gusta pasearse vestidos con ropas que llaman la atención, para que los saluden en las plazas. 39 También les gusta ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes. 40 Les quitan sus bienes a las viudas y luego ocultan ese hecho con largas oraciones para impresionar a los demás. Esos recibirán mayor castigo.

La ofrenda de la viuda

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas en el templo, y se puso a observar cómo la gente echaba su dinero. Muchos ricos depositaban grandes cantidades. 42 También llegó una viuda pobre y echó en la caja de las ofrendas dos moneditas de muy poco valor. 43 Entonces Jesús indicó a sus discípulos que se le acercaran y les dijo: «Les aseguro que esta viuda pobre ha echado más en el tesoro que todos los otros. 44 Todos echaron de lo que les sobraba; pero ella, siendo tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir».

Footnotes

  1. 12.13 Los herodianos eran un partido político judío.