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42 En cuanto Jesús pronunció estas palabras, la lepra desapareció y aquel hombre quedó limpio. 43 Enseguida Jesús le pidió que se fuera, pero antes le hizo una clara advertencia. 44 Le dijo: «Ten cuidado de no decírselo a nadie. Más bien, ve y preséntate ante el sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó,(A) para que les sirva de testimonio.»

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