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Jesús sana a un muchacho endemoniado(A)

14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que discutían con ellos. 15 En seguida toda la gente, viéndolo, se asombró; y corriendo a él, lo saludaron. 16 Él les preguntó:

—¿Qué discutís con ellos?

17 Respondiendo uno de la multitud, dijo:

—Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que lo toma, lo sacude; echa espumarajos, cruje los dientes y se va secando. Dije a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.

19 Respondiendo él, les dijo:

—¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.

20 Se lo trajeron, y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, que cayó al suelo revolcándose y echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre:

—¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?

Él dijo:

—Desde niño. 22 Y muchas veces lo arroja al fuego o al agua, para matarlo; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.

23 Jesús le dijo:

—Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

24 Inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:

—Creo; ayuda mi incredulidad.

25 Cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu impuro, diciéndole:

—Espíritu mudo y sordo, yo te mando que salgas de él y no entres más en él.

26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndolo con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: «Está muerto.»

27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo enderezó; y se levantó. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte:

—¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?

29 Y les dijo:

—Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

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Jesús sana a un muchacho endemoniado

(Mt. 17.14-21; Lc. 9.37-43)

14 Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15 Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16 Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17 Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18 el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. 20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. 25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.

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Jesús sana a un muchacho endemoniado(A)

37 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 38 Y un hombre de la multitud clamó diciendo:

—Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39 y sucede que un espíritu lo toma y, de repente, lo hace gritar, lo sacude con violencia, lo hace echar espuma y, estropeándolo, a duras penas se aparta de él. 40 Rogué a tus discípulos que lo echaran fuera, pero no pudieron.

41 Respondiendo Jesús, dijo:

—¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá a tu hijo.

42 Mientras se acercaba el muchacho, el demonio lo derribó y lo sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu impuro, sanó al muchacho y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.

Jesús anuncia por segunda vez su muerte(B)

Estando todos maravillados de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

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Jesús sana a un muchacho endemoniado

(Mt. 17.14-21; Mr. 9.14-29)

37 Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39 y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él. 40 Y rogué a tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron. 41 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros, y os he de soportar? Trae acá a tu hijo. 42 Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. 43 Y todos se admiraban de la grandeza de Dios.

Jesús anuncia otra vez su muerte

(Mt. 17.22-23; Mr. 9.30-32)

Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

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