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36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse. 38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.

―¡Maestro! —dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?

39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:

―¡Silencio! ¡Cálmate!

El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.

40 ―¿Por qué tenéis tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Aún[a] no tenéis fe?

41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:

―¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?

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Footnotes

  1. 4:40 Aún. Var. Cómo es que.

Jesús calma la tormenta(A)

22 Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca.

―Crucemos al otro lado del lago —les dijo.

Así que partieron 23 y, mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.

24 Los discípulos fueron a despertarlo.

―¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.

Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.

25 ―¿Dónde está vuestra fe? —les dijo a sus discípulos.

Con temor y asombro, ellos se decían unos a otros: «¿Quién es este, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?»

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