¹⁰ E inmediatamente, cuando subía del agua, vio que se rasgaban los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.

¹¹ Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

Tentación de Jesucristo

¹² Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.

¹⁰ Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. ¹¹ Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.^(A)

Tentación de Jesús

(Mt. 4.1-11; Lc. 4.1-13)

¹² Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.