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»Yo soy el Señor. No he cambiado. Y por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido aniquilados. Ustedes se han apartado de mis preceptos, como se apartaron sus antepasados, y no han querido obedecerlos. Yo, el Señor todopoderoso, les digo: ¡Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes! Pero ustedes dicen: “¿Por qué hemos de volvernos a ti?” Y yo pregunto: ¿Acaso un hombre puede defraudar a Dios? ¡Pues ustedes me han defraudado! Y todavía preguntan: “¿En qué te hemos defraudado?” ¡En los diezmos y en las ofrendas me han defraudado! Sí, toda la nación, todos ustedes, me están defraudando, y por eso voy a maldecirlos. Yo, el Señor todopoderoso, les digo: 10 Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa. Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la más rica bendición. 11 No dejaré que las plagas destruyan sus cosechas y sus viñedos. 12 Todas las naciones les llamarán dichosos, porque ustedes tendrán un país encantador. Yo, el Señor todopoderoso, lo he dicho.»

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