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«En que ustedes ofrecen pan inmundo(A) sobre Mi altar(B). Y ustedes preguntan: “¿En qué te hemos deshonrado?”. En que dicen: “La mesa del Señor es despreciable(C)”. Y cuando presentan un animal ciego para el sacrificio, ¿no es eso malo? Y cuando presentan el cojo y el enfermo(D), ¿no es eso malo? ¿Por qué no lo ofreces a tu gobernador(E)? ¿Se agradaría de ti o te recibiría con benignidad?» dice el Señor de los ejércitos. «Ahora pues, ¿no pedirán ustedes el favor de Dios, para que se apiade de nosotros(F)? Con tal ofrenda de su parte(G), ¿los recibirá Él con benignidad?», dice el Señor de los ejércitos.

10 «¡Oh, si hubiera entre ustedes quien cerrara las puertas para que no encendieran Mi altar en vano! No me complazco en ustedes(H)», dice el Señor de los ejércitos, «ni de su mano aceptaré ofrenda(I).

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En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio,(A) ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos. 10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.

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