Lucas 23:26-39
Palabra de Dios para Todos
Crucifixión de Jesús
(Mt 27:32-44; Mr 15:21-32; Jn 19:17-27)
26 Cuando los soldados se llevaban a Jesús, agarraron a un tal Simón, de la ciudad de Cirene, que venía del campo, lo obligaron a cargar la cruz y a llevarla detrás de Jesús. 27 Mucha gente seguía a Jesús, incluso algunas mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él. 28 Jesús se dio vuelta y les dijo:
—Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí. Más bien lloren por ustedes y por sus hijos. 29 Está llegando la hora terrible en que la gente dirá: “Afortunadas las mujeres que no pueden tener hijos, que nunca los han tenido ni han amamantado”. 30 (A)Entonces dirán a las montañas: “¡Caigan sobre nosotros!”, y a los cerros les dirán: “¡Cúbrannos!”[a] 31 Si le hacen esto al árbol vivo, ¿qué no le harán al seco?[b]
32 También llevaron a dos criminales para que los ejecutaran junto con Jesús. 33 Llegaron al lugar llamado «La Calavera», donde los soldados crucificaron a Jesús y también a los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.
34 Jesús decía: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».[c]
Los soldados rifaron entre ellos la ropa de Jesús. 35 La gente estaba allí mirando, y los líderes se burlaban de él, diciendo:
—Si él es el elegido de Dios, el Mesías, entonces que se salve a sí mismo. Salvó a otros, ¿no?
36 Los soldados vinieron y también se burlaron de él. Le ofrecieron vinagre 37 y dijeron:
—Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!
38 En la parte de arriba de la cruz estaba escrito: «Este es el Rey de los judíos». 39 Uno de los criminales también empezó a insultarlo:
—¿No eres el Mesías? ¡Entonces sálvate a ti mismo y a nosotros también!
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