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Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho[a], estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión(A) envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiendo que viniera y salvara[b] a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: «El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo y fue él quien nos edificó la sinagoga».

Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciendo: «Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que Tú entres bajo mi techo;

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Footnotes

  1. 7:2 Lit. para quien él era honorable.
  2. 7:3 O sanara.