Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho[a], estaba enfermo y a punto de morir. Al oír hablar de Jesús, el centurión(A) envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara[b] a su siervo. Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto; porque él ama a nuestro pueblo[c] y fue él quien nos edificó la sinagoga. Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso ni siquiera me consideré digno de ir a ti, tan solo di la[d] palabra y mi siervo[e] será sanado. Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande(B).

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Footnotes

  1. Lucas 7:2 Lit., para quien él era honorable
  2. Lucas 7:3 O, sanara
  3. Lucas 7:5 O, nuestra nación
  4. Lucas 7:7 Lit., mas habla con una
  5. Lucas 7:7 Lit., muchacho

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