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36 Después que se oyó la voz, Jesús quedó solo.

Los discípulos por algún tiempo no le dijeron nada a nadie de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

37 Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, mucha gente les salió al encuentro. 38 De entre toda esa gente, un hombre le dijo:

―Maestro, te ruego que ayudes a mi hijo, pues es el único que tengo.

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