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49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del alto dignatario de la sinagoga a decirle:

—Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.

50 Oyéndolo Jesús, le respondió:

—No temas; cree solamente y será salva.

51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan y al padre y a la madre de la niña.

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