Lucas 2:25-32
Nueva Biblia de las Américas
25 Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre, justo(A) y piadoso, esperaba la consolación de Israel(B), y el Espíritu Santo estaba sobre él. 26 Y por el Espíritu Santo se le había revelado(C) que no vería la muerte(D) sin antes ver al Cristo[a] del Señor. 27 Movido por[b] el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron para cumplir por Él[c] el rito de la ley(E), 28 Simeón tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios diciendo:
29 «Ahora, Señor, permite que Tu siervo se vaya
En paz, conforme a Tu palabra(F);
30 Porque mis ojos han visto Tu salvación(G)
31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
32 Luz de[d] revelación a los gentiles(H),
Y gloria de Tu pueblo Israel».
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