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El pecado, la fe y el deber

17 Jesús les dijo a sus discípulos:

―No se pueden evitar los tropiezos, pero ¡ay de aquel que los causa! Mejor le sería que lo arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, que ser la causa de que tropiece uno solo de estos pequeños. Así que, ¡tengan cuidado!

»Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.

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