Add parallel Print Page Options

Jesús envía a los setenta y dos

10 Después de esto, el Señor escogió también a otros setenta y dos, y los mandó de dos en dos delante de él, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.

Les dijo: «Ciertamente la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan ustedes al Dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla. Vayan ustedes; miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero ni provisiones ni sandalias; y no se detengan a saludar a nadie en el camino. Cuando entren en una casa, saluden primero, diciendo: “Paz a esta casa.” Y si allí hay gente de paz, su deseo de paz se cumplirá; pero si no, ustedes nada perderán. Quédense en la misma casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, pues el trabajador tiene derecho a su paga. No anden de casa en casa. Al llegar a un pueblo donde los reciban, coman lo que les sirvan; sanen a los enfermos que haya allí, y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 10 Pero si llegan a un pueblo y no los reciben, salgan a las calles diciendo: 11 “¡Hasta el polvo de su pueblo, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos como protesta contra ustedes! Pero sepan esto, que el reino de Dios ya está cerca de ustedes.” 12 Les digo que en aquel día el castigo para ese pueblo será peor que para la gente de Sodoma.

Reproches contra las ciudades incrédulas(A)

13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho entre ustedes, ya hace tiempo que se habrían vuelto a Dios, cubiertos de ropas ásperas y sentados en ceniza. 14 Pero en el día del juicio el castigo para ustedes será peor que para la gente de Tiro y Sidón. 15 Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás levantado hasta el cielo? ¡Bajarás hasta lo más hondo del abismo!

16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; y el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.»

Regreso de los setenta y dos

17 Los setenta y dos regresaron muy contentos, diciendo:

—¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!

18 Jesús les dijo:

—Sí, pues yo vi que Satanás caía del cielo como un rayo. 19 Yo les he dado poder a ustedes para caminar sobre serpientes y alacranes, y para vencer toda la fuerza del enemigo, sin sufrir ningún daño. 20 Pero no se alegren de que los espíritus los obedezcan, sino de que sus nombres ya están escritos en el cielo.

Sólo el Hijo sabe quién es el Padre(B)

21 En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.

22 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.»

23 Volviéndose a los discípulos, les dijo a ellos solos: «Dichosos quienes vean lo que ustedes están viendo; 24 porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver esto que ustedes ven, y no lo vieron; quisieron oír esto que ustedes oyen, y no lo oyeron.»

Parábola del buen samaritano

25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó:

—Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?

26 Jesús le contestó:

—¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees?

27 El maestro de la ley contestó:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo.”

28 Jesús le dijo:

—Has contestado bien. Si haces eso, tendrás la vida.

29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Jesús entonces le contestó:

—Un hombre iba por el camino de Jerusalén a Jericó, y unos bandidos lo asaltaron y le quitaron hasta la ropa; lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, un sacerdote pasaba por el mismo camino; pero al verlo, dio un rodeo y siguió adelante. 32 También un levita llegó a aquel lugar, y cuando lo vio, dio un rodeo y siguió adelante. 33 Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. 34 Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, el samaritano sacó el equivalente al salario de dos días, se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: “Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.” 36 Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los bandidos?

37 El maestro de la ley contestó:

—El que tuvo compasión de él.

Jesús le dijo:

—Pues ve y haz tú lo mismo.

Jesús en casa de Marta y María

38 Jesús siguió su camino y llegó a una aldea, donde una mujer llamada Marta lo hospedó. 39 Marta tenía una hermana llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús para escuchar lo que él decía. 40 Pero Marta, que estaba atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo:

—Señor, ¿no te preocupa nada que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.

41 Pero Jesús le contestó:

—Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, 42 pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.

Misión de los setenta

10 Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.(A) Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.(B) No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario.(C) No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios. 10 Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: 11 Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros.(D) Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.(E) 12 Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma,(F) que para aquella ciudad.(G)

Ayes sobre las ciudades impenitentes

(Mt. 11.20-24)

13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón(H) se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. 14 Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras. 15 Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida.(I)

16 El que a vosotros oye, a mí me oye;(J) y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió.

Regreso de los setenta

17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones,(K) y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Jesús se regocija

(Mt. 11.25-27; 13.16-17)

21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. 22 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;(L) y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo,(M) y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

23 Y volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; 24 porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

El buen samaritano

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle:(N) Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente;(O) y a tu prójimo como a ti mismo.(P) 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.(Q)

29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

Jesús visita a Marta y a María

38 Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. 39 Esta tenía una hermana que se llamaba María,(R) la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. 40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. 41 Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. 42 Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Jesús envía a los setenta y dos(A)(B)(C)

10 Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos[a] para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir. «La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros —les dijo—. Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo. ¡Vayan ustedes! ¡Presten atención! Porque los envío como corderos en medio de lobos. No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; tampoco se detengan a saludar a nadie por el camino.

»En cualquier casa que entren, digan primero: “Paz a esta casa”. Si hay allí alguien que promueva la paz, la paz de ustedes reinará en ella; y si no, la paz regresará a ustedes.[b] Quédense en esa casa, coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa.

»Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios está cerca de ustedes”. 10 Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban bien, salgan a las plazas y digan: 11 “Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que está cerca el reino de Dios”. 12 Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo.

13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.[c] 14 Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes. 15 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta los dominios de la muerte.[d]

16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió».

17 Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron contentos:

—Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

18 —Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. 19 Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. 20 Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.

21 En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

22 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo».

23 Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! 24 Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron».

Parábola del buen samaritano(D)

25 En esto se presentó un experto en la Ley y, para poner a prueba a Jesús, se puso de pie y le hizo esta pregunta:

—Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

26 Jesús respondió:

—¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo la interpretas tú?

27 Como respuesta el hombre citó:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”,[e] y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.[f]

28 —Bien contestado —dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

29 Pero él quería justificarse, así que preguntó a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Jesús respondió:

—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. 32 Así también llegó a aquel lugar un levita y al verlo, se desvió y siguió de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y viéndolo, se compadeció de él. 34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata[g] y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la Ley.

—Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María

38 Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40 Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y dijo:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!

41 —Marta, Marta —contestó el Señor—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, 42 pero solo una es necesaria.[h] María ha escogido la mejor y nadie se la quitará.

Footnotes

  1. 10:1 setenta y dos. Var. setenta; también en v. 17.
  2. 10:6 Si hay … regresará. Lit. Si hay allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él; y si no, volverá a ustedes.
  3. 10:13 con muchos lamentos. Lit. sentados en saco y ceniza.
  4. 10:15 los dominios de la muerte. Lit. el Hades.
  5. 10:27 Dt 6:5.
  6. 10:27 Lv 19:18.
  7. 10:35 monedas de plata. Lit. denarios.
  8. 10:42 solo una es necesaria. Var. se necesitan pocas cosas o una sola.

10 1 The seventy disciples. 10 The unthankful cities charged with impiety. 17 The disciples returning home, are warned to be humble. 29, 30 Who is our neighbor. 38 Of Martha and her sister Mary.

After (A)[a]these things, the Lord appointed other seventy also, and sent them, two and two before him into every city and place, whither he himself should come.

And he said unto them, (B)The harvest is great, but the laborers are few: pray therefore the Lord of the harvest to send forth laborers into his harvest.

(C)[b]Go your ways: behold, I send you forth as lambs among wolves.

Bear no bag, neither scrip, nor shoes, and (D)salute [c]no man by the way.

(E)And into whatsoever house ye enter, first say, Peace be to this house.

And if [d]the son of peace be there, your peace shall rest upon him, if not, it shall turn to you again.

And in that house [e]tarry still, eating and drinking such things as by them shall be set before you: (F)for the laborer is worthy of his wages. Go not from house to house.

(G)But into whatsoever city ye shall enter, if they receive you, [f]eat such things as are set before you,

And heal the sick that are there, and say unto them, The kingdom of God is come near unto you.

10 [g]But into whatsoever city ye shall enter, if they will not receive you, go your ways out into the streets of the same, and say,

11 Even the very (H)dust, which cleaveth on us of your city, we wipe off against you: notwithstanding know this, that the kingdom of God was come near unto you.

12 For I say to you, that it shall be easier in that day for them of Sodom, than for that city.

13 (I)Woe be to thee, Chorazin: woe be to thee, Bethsaida: for if the miracles had been done in Tyre and Sidon, which have been done in you, they had a great while agone repented, sitting in sackcloth and ashes.

14 Therefore it shall be easier for Tyre, and Sidon, at the judgment, than for you.

15 And thou, Capernaum, which art exalted to heaven, shalt be thrust down to hell.

16 (J)He that heareth you, heareth me: and he that despiseth you, despiseth me: and he that despiseth me, despiseth him that sent me.

17 [h]And the seventy turned again with joy, saying, Lord, even the devils are subdued to us [i]through thy Name.

18 And he said unto them, I saw Satan, like lightning, [j]fall down from heaven.

19 Behold, I give unto you power to tread on Serpents, and Scorpions, and over all the power of the enemy, and nothing shall [k]hurt you.

20 Nevertheless, in this rejoice not, that the spirits are subdued unto you: but rather rejoice, because your names are written in heaven.

21 [l]That same hour rejoiced Jesus in the spirit, and said, I confess unto thee, Father, Lord of heaven and earth, that thou hast hid these things from the [m]wise and understanding, and hast revealed them to babes: even so, Father, because it so pleased thee. [n]

22 [o]All things are given me of my Father: and no man knoweth who the son is, but the Father: neither who the Father is, save the Son, and he to whom the Son will reveal him.

23 [p]And he turned to his disciples, and said secretly, (K)Blessed are the eyes, which see that ye see.

24 For I tell you that many Prophets and Kings have desired to see those things, which ye see, and have not seen them: and to hear those things which ye hear, and have not heard them.

25 (L)[q]Then behold, [r]a certain Lawyer stood up, and tempted him, saying, Master, what shall I do to inherit eternal life?

26 And he said unto him, What is written in the Law? how readest thou?

27 And he answered and said, (M)Thou shalt love thy Lord God with all thine heart, and with all thy soul, and with all thy strength, and with all thy thought, (N)and thy neighbor as thyself.

28 Then he said unto him, Thou hast answered right: this do, and thou shalt live.

29 [s]But he willing to [t]justify himself, said unto Jesus, Who is then my neighbor?

30 And Jesus answered, and said, A certain man went down from Jerusalem to Jericho, and fell among thieves, and they robbed him of his raiment, and wounded him, and departed, leaving him half dead.

31 Now so it fell out, that there came down a certain Priest that same way, and when he saw him, he passed by on the other side.

32 And likewise also a Levite, when he was come near to the place, went and looked on him, and passed by on the other side.

33 Then a certain Samaritan, as he journeyed, came near unto him, and when he saw him, he had compassion on him,

34 And went to him, and bound up his wounds and poured in oil and wine, and put him on his own beast, and brought him to an Inn, and made provision for him.

35 And on the morrow when he departed, he took out two pence, and gave them to the host, and said unto him, Take care of him, and whatsoever thou spendest more, when I come again, I will recompense thee.

36 Which now of these three, thinkest thou, was neighbor unto him that fell among the thieves?

37 And he said, He that showed mercy on him. Then said Jesus unto him, Go, and do thou likewise.

38 [u]Now it came to pass, as they went, that he entered into a certain town, and a certain woman named Martha, received him into her house.

39 And she had a sister called Mary, which also sat at Jesus’ feet, and heard his preaching.

40 But Martha was cumbered about much serving, and came to him, and said, Master, dost thou not care that my sister hath left me to serve alone? bid her therefore, that she help me.

41 And Jesus answered, and said unto her, Martha, Martha, thou carest, and art troubled about many things:

42 But one thing is needful, Mary hath chosen the good part, which shall not be taken away from her.

Footnotes

  1. Luke 10:1 The seventy are sent as the second forewarners, of the coming of Christ.
  2. Luke 10:3 The faithful ministers of the word are in this world as lambs among wolves: but if they be diligent to do their duty, he that sent them will also preserve them.
  3. Luke 10:4 This is spoken after the manner of a figure, which men use, when they put down more in words, than is meant: usually among the Hebrews, when they command a thing to be done speedily without delay, as 2 Kings 4:29: for otherwise courteous and gentle salutations, are points of Christian duty: as for the calling it was but for a season.
  4. Luke 10:6 So speak the Hebrews: that is, he that favoreth the doctrine of peace and embraceth it.
  5. Luke 10:7 Take up your lodging in that house, which ye first enter into, that is, be not careful for commodious lodging, as men do which purpose to stay long in a place: for here is not instituted that solemn preaching of the Gospel, which was used afterward ,when the Churches were settled: but these are sent abroad to all the coasts of Judea, to give them to understand, that the last Jubilee is at hand.
  6. Luke 10:8 Content yourselves with that meat that is set before you.
  7. Luke 10:10 God is a most severe revenger of the ministry of his Gospel.
  8. Luke 10:17 Neither the gift of miracles, neither what else soever excellent gift, but only our election giveth us occasion of true joy: and the only publishing of the Gospel is the destruction of Satan.
  9. Luke 10:17 For Christ’s disciples used no absolute authority, but wrought such miracles as they did, by calling upon Christ’s Name.
  10. Luke 10:18 Paul placeth the devil and his angels, in the air, Eph. 6:12, and he is said to be cast down from thence by force when his power is abolished by the voice of the Gospel.
  11. Luke 10:19 Shall do you wrong.
  12. Luke 10:21 The Church is contemptible, if we behold the outward face of it, but the wisdom of God is not so marvelous, in any thing, as in it.
  13. Luke 10:21 Of this world.
  14. Luke 10:21 Then he turned to his disciples, and said, Is read in some copies.
  15. Luke 10:22 Whosoever seeketh the Father without the Son, wandereth out of the way.
  16. Luke 10:23 The difference of the old Testament and the new consisteth in the measure of revelation.
  17. Luke 10:25 Faith doth not take away, but establisheth the doctrine of the Law.
  18. Luke 10:25 One of them that professed himself to be learned in the rites and laws of Moses.
  19. Luke 10:29 All they are comprehended in the name of our neighbor, by the Law, whomsoever we may help.
  20. Luke 10:29 That is, to vouch his righteousness, or show, that he was just, that is, void of all faults: and James 5:1 useth the word of justification in this sense.
  21. Luke 10:38 Christ careth not to be entertained delicately, but to be heard diligently, that is it which he especially requireth.