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22 Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie sabe quién sea el Hijo sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y á quien el Hijo lo quisiere revelar.

23 Y vuelto particularmente á los discípulos, dijo: Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis:

24 Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oir lo que oís, y no lo oyeron.

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