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HABIENDO muchos tentado á poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,

Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra;

Me ha parecido también á mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh muy buen Teófilo,

Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado.

HUBO en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabet.

Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.

Y no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran avanzados en días.

Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez,

Conforme á la costumbre del sacerdocio, salió en suerte á poner el incienso, entrando en el templo del Señor.

10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando á la hora del incienso.

11 Y se le apareció el ángel del Señor puesto en pie á la derecha del altar del incienso.

12 Y se turbó Zacarías viéndo le, y cayó temor sobre él.

13 Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan.

14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento.

15 Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre.

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