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27 Mientras él hablaba, una mujer de la multitud exclamó: «¡Que Dios bendiga a tu madre, el vientre del cual saliste y los pechos que te amamantaron!».

28 Jesús respondió: «Pero aún más bendito es todo el que escucha la palabra de Dios y la pone en práctica».

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27 Mientras Jesús hablaba, una mujer de entre la multitud gritó:

―¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!

28 Jesús contestó:

―¡Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!

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Afortunados los que obedecen

27 Mientras decía esto, una mujer de la multitud le gritó:

—¡Qué afortunada fue la mujer que te dio a luz y te alimentó!

28 Pero Jesús dijo:

—Más bien, qué afortunados son los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen.

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La verdadera felicidad

27 Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer que estaba entre la gente exclamó:

— ¡Feliz la mujer que te dio a luz y te crió a sus pechos!

28 Jesús le contestó:

— Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.

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Los que en verdad son bienaventurados

27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. 28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

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