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pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril. Ambos eran ya de edad avanzada.

Un día en que al grupo del sacerdote Zacarías le llegó el turno de servir a Dios en el templo, le tocó en suerte a Zacarías (porque esa era la costumbre de los sacerdotes) entrar en el santuario del templo del Señor para quemar incienso.

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Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor.

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