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24 Luego el jefe pondrá su mano sobre la cabeza del chivo, ante el SEÑOR, y lo degollará en el lugar donde se degüellan los animales de los sacrificios que deben quemarse completamente, pues es un sacrificio por el pecado. 25 Después, el sacerdote tomará con su dedo un poco de la sangre del chivo, la untará en los cuernos del altar de los sacrificios que deben quemarse completamente y derramará el resto de la sangre en la base del mismo altar. 26 El sacerdote quemará en el altar toda la grasa del animal, de la misma forma como quema la grasa de las ofrendas para festejar. Así el sacerdote purificará al jefe y quedará perdonado.

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