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«Ésta es la ley para el leproso, cuando sea declarado limpio: Será llevado ante el sacerdote, quien saldrá del campamento para examinarlo. Si el sacerdote ve que el leproso ha sanado de la plaga de lepra, ordenará que se tomen dos aves vivas y puras, madera de cedro, grana e hisopo, para el que se purifica.

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