Levítico 10:1-14
Dios Habla Hoy
El pecado de Nadab y Abihú
10 Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su brasero, pusieron lumbre e incienso en ellos y ofrecieron ante el Señor un fuego extraño que él no les había ordenado. 2 Entonces salió fuego de la presencia del Señor y los quemó por completo. Así murieron ante el Señor. 3 Después Moisés le dijo a Aarón:
—Esto es lo que el Señor quería decir cuando dijo:
“A los que se acercan a mí les mostraré mi santidad,
y a todos los israelitas les mostraré mi gloria.”
Y Aarón se quedó callado.
4 Luego Moisés llamó a Misael y a Elsafán, hijos de Uziel, tío de Aarón, y les dijo:
—Vengan ustedes a sacar del santuario a sus parientes, y llévenselos fuera del campamento.
5 Ellos se acercaron y en sus propias túnicas se los llevaron fuera del campamento, tal como lo había ordenado Moisés.
Deberes y obligaciones de los sacerdotes
6 Luego Moisés les dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar:
—No se dejen suelto el pelo ni se rasguen la ropa en señal de luto, no sea que ustedes mueran y que Dios descargue su enojo sobre la comunidad. Lo que sí deben lamentar sus hermanos de raza, todos los israelitas, es que el Señor haya tenido que provocar este incendio. 7 No se alejen tampoco de la entrada de la tienda del encuentro, para que no mueran, pues ustedes han sido consagrados con el aceite del Señor.
Y tal como Moisés lo ordenó, así lo hicieron.
8 Además, el Señor le habló a Aarón y le dijo:
9 «Cuando tú o tus hijos tengan que entrar en la tienda del encuentro, no deberán beber vino ni bebidas fermentadas, no sea que mueran. Es una ley permanente, que pasará de padres a hijos, 10 para que ustedes puedan distinguir entre lo sagrado y lo profano, y entre lo puro y lo impuro, 11 y puedan también instruir a los israelitas en todas las leyes que el Señor les ha dado por medio de Moisés.»
12 Después Moisés les dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los dos hijos que le quedaban a Aarón:
—Tomen la ofrenda de cereales que ha quedado de las ofrendas quemadas al Señor, y cómanla sin levadura junto al altar, porque es una cosa santísima. 13 Cómanla en un lugar sagrado, porque eso es lo que les ha tocado a ti y a tus hijos de las ofrendas que se queman en honor del Señor. Eso es lo que se me ha ordenado. 14 Y el pecho, que es la ofrenda especial, y el muslo, que es la contribución, los deberán comer en un lugar puro tú, y tus hijos e hijas, porque ésa es la parte que les corresponde de los sacrificios de reconciliación de los israelitas.
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