Add parallel Print Page Options

30 »El diezmo de la tierra es del Señor, lo mismo de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles. Se trata de una ofrenda consagrada al Señor.

31 »Si alguien quiere rescatar algo del diezmo, deberá para ello añadir la quinta parte de su valor.

32 »El diezmo de las vacas o de las ovejas, es decir, de todos los animales que pasan bajo la vara, será consagrado al Señor. 33 No se verá si el animal es bueno o malo, ni se cambiará por otro animal. En caso de cambiarlo, tanto el primer animal como el dado a cambio quedarán consagrados y no podrán ser rescatados.»(A)

Read full chapter

La ley del diezmo

22 »Cada año deberás presentar, sin falta, la décima parte(A) de todo el grano que tu campo produzca. 23 Y esa décima parte de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus rebaños y ganados la comerás delante del Señor tu Dios, en el lugar que él escoja como residencia de su nombre, para que aprendas a temer siempre al Señor tu Dios. 24 Si el Señor tu Dios te bendice, pero el camino es demasiado largo y te queda lejos llevar esa décima parte hasta el lugar donde el Señor tu Dios escogió como residencia de su nombre, 25 entonces venderás esa décima parte y, con el dinero en la mano, te presentarás en el lugar que el Señor tu Dios ha escogido. 26 Con ese dinero podrás también comprar todo lo que desees: vacas, ovejas, vino, sidra, o cualquier otra cosa que tú desees, y lo comerás delante del Señor tu Dios, y tú y tu familia se regocijarán.

27 »No desampares al levita que habite en tus ciudades, pues ellos no comparten contigo ninguna propiedad.

28 »Cada tres años cumplidos sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo almacenarás en tus ciudades. 29 Como los levitas no comparten contigo ninguna propiedad, podrán entonces venir y comer hasta quedar satisfechos, lo mismo que los extranjeros, los huérfanos y las viudas que haya en tus ciudades. Así el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.

Read full chapter