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11 Mis ojos se deshacen en lágrimas, mis entrañas se conmueven
y mi hígado se derrama por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo;
y los niños, ¡aun los de pecho!, desfallecen entre tanto en las plazas de la ciudad.

12 Dicen a sus madres: «¿Dónde están el pan y el vino?»,
mientras desfallecen como heridos en las calles de la ciudad
y derraman el alma en el regazo de sus madres.

13 ¿Qué testigo te traeré? ¿A quién te haré semejante, hija de Jerusalén?
¿A quién te compararé para consolarte, virgen hija de Sión?
Grande como el mar es tu quebrantamiento, ¿quién te sanará?

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