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Sus inmundicias en sus faldas; no se acordó de su postrimería:

Por tanto ella ha descendido maravillosamente, no tiene consolador.

Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.

10 Extendió su mano el enemigo á todas sus cosas preciosas;

Y ella ha visto entrar en su santuario las gentes,

De las cuales mandaste que no entrasen en tu congregación.

11 Todo su pueblo buscó su pan suspirando;

Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida.

Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida.

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