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Plegaria de Jeremías por el pueblo

Acuérdate, oh Señor, de lo que nos ha sucedido;
Mira y ve nuestro oprobio(A).
Nuestra heredad ha pasado a extraños(B),
Nuestras casas a extranjeros(C).
Hemos quedado huérfanos, sin padre,
Nuestras madres, como viudas(D).
Por el agua que bebemos tenemos que pagar,
Nuestra leña nos llega por precio(E).
Sobre nuestros cuellos están nuestros perseguidores;
No hay descanso para nosotros, estamos agotados(F).
A Egipto y a Asiria nos hemos sometido
Para saciarnos de pan(G).
Nuestros padres pecaron, ya no existen,
Y nosotros cargamos con sus iniquidades(H).
Esclavos dominan sobre nosotros(I),
No hay quien nos libre de su mano(J).
Con peligro de nuestras vidas conseguimos nuestro pan(K),
Enfrentándonos a la espada en el desierto.
10 Nuestra piel quema como un horno,
A causa de los ardores[a] del hambre(L).
11 Violaron a las mujeres en Sión(M),
A las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Los príncipes fueron colgados de sus manos,
Los rostros de los ancianos no fueron respetados(N).
13 Los jóvenes trabajaron en el molino(O),
Y los muchachos cayeron bajo el peso de la leña(P).
14 Los ancianos han dejado de estar a las puertas de la ciudad,
Los jóvenes, de su música(Q).
15 Ha cesado el gozo de nuestro corazón,
Se ha convertido en duelo nuestra danza(R).
16 Ha caído la corona de nuestra cabeza(S).
¡Ay de nosotros, pues hemos pecado(T)!
17 Por esto está abatido nuestro corazón(U),
Por estas cosas se nublan nuestros ojos(V),
18 Porque el monte Sión está asolado(W);
Las zorras merodean en él(X).

19 Pero Tú, oh Señor, reinas para siempre,
Tu trono permanece de generación en generación(Y).
20 ¿Por qué te olvidas para siempre de nosotros,
Y nos abandonas a perpetuidad(Z)?
21 Restáuranos a Ti, oh Señor, y seremos restaurados(AA);
Renueva nuestros días como antaño(AB),
22 A no ser que nos hayas desechado totalmente(AC),
Y estés enojado en gran manera contra nosotros(AD).

Footnotes

  1. Lamentaciones 5:10 O ante los tormentos.

Oración del pueblo afligido

Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido;

Mira, y ve nuestro oprobio.

Nuestra heredad ha pasado a extraños,

Nuestras casas a forasteros.

Huérfanos somos sin padre;

Nuestras madres son como viudas.

Nuestra agua bebemos por dinero;

Compramos nuestra leña por precio.

Padecemos persecución sobre nosotros;

Nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo.

Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan.

Nuestros padres pecaron, y han muerto;

Y nosotros llevamos su castigo.

Siervos se enseñorearon de nosotros;

No hubo quien nos librase de su mano.

Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan

Ante la espada del desierto.

10 Nuestra piel se ennegreció como un horno

A causa del ardor del hambre.

11 Violaron a las mujeres en Sion,

A las vírgenes en las ciudades de Judá.

12 A los príncipes colgaron de las manos;

No respetaron el rostro de los viejos.

13 Llevaron a los jóvenes a moler,

Y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña.

14 Los ancianos no se ven más en la puerta,

Los jóvenes dejaron sus canciones.

15 Cesó el gozo de nuestro corazón;

Nuestra danza se cambió en luto.

16 Cayó la corona de nuestra cabeza;

¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos.

17 Por esto fue entristecido nuestro corazón,

Por esto se entenebrecieron nuestros ojos,

18 Por el monte de Sion que está asolado;

Zorras andan por él.

19 Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre;

Tu trono de generación en generación.

20 ¿Por qué te olvidas completamente de nosotros,

Y nos abandonas tan largo tiempo?

21 Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos;

Renueva nuestros días como al principio.

22 Porque nos has desechado;

Te has airado contra nosotros en gran manera.

¡Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido!
    ¡Contempla y ve nuestra deshonra!
Nuestra heredad ha caído en manos extrañas;
    nuestro hogar, en manos de extranjeros.
No tenemos padre, hemos quedado huérfanos;
    viudas han quedado nuestras madres.
El agua que bebemos, tenemos que pagarla;
    la leña, tenemos que comprarla.
Los que nos persiguen nos pisan los talones;[a]
    estamos fatigados y no hallamos descanso.
Entramos en tratos[b] con Egipto y con Asiria
    para conseguir alimentos.
Nuestros antepasados pecaron y murieron,
    pero a nosotros nos tocó el castigo.
Ahora nos gobiernan los esclavos
    y no hay quien nos libre de sus manos.
Conseguimos pan a riesgo de nuestras vidas,
    al enfrentar las espadas del desierto.
10 La piel nos arde como un horno;
    de hambre nos da fiebre.
11 Las mujeres fueron violadas en Sión
    y las vírgenes, en las ciudades de Judá.
12 A nuestros príncipes los colgaron de las manos
    y a nuestros ancianos no los honraron.
13 A nuestros mejores jóvenes los pusieron a moler;
    los niños tropezaban bajo el peso de la leña.
14 Ya no se sientan los ancianos a las puertas de la ciudad;
    ni se escucha la música de los jóvenes.
15 En nuestro corazón no hay gozo;
    nuestra danza se convirtió en lamento.
16 Nuestra cabeza se ha quedado sin corona.
    ¡Ay de nosotros que hemos pecado!
17 Desfallece nuestro corazón;
    se apagan nuestros ojos,
18 porque el monte Sión se halla desolado,
    y sobre él rondan los chacales.

19 Pero tú, Señor, reinas eternamente;
    tu trono permanece de generación en generación.
20 ¿Por qué siempre nos olvidas?
    ¿Por qué nos abandonas tanto tiempo?
21 Permítenos volver a ti, Señor, y volveremos;
    renueva nuestra vida como antes.
22 La verdad es que nos has rechazado
    y te has excedido en tu enojo contra nosotros.

Footnotes

  1. 5:5 Los que … los talones. Lit. Sobre nuestro cuello nos persiguen.
  2. 5:6 Entramos en tratos. Lit. Dimos la mano.