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26 Con una mano tomó la estaca,
y con la otra el mazo de trabajo,
y golpeó a Sísara en la cabeza;
¡de un golpe le atravesó las sienes!
27 Sísara cayó encorvado, y quedó tendido;
¡cayó fulminado a los pies de Yael!
¡Allí donde se encorvó, allí se quedó!

28 »La madre de Sísara se asomaba a la ventana;
su voz podía escucharse entre las celosías:
“¿Por qué tarda tanto el carro de mi hijo?
¿Por qué no se oyen las ruedas de sus carros?”

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