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24 »¡Bendita seas Jael,
esposa de Héber el quenita!
¡Bendita entre todas las mujeres de Israel!
25 Sísara te pidió agua y tú le diste leche
para hacerlo caer en un sueño profundo.
26 Con una mano tomaste una estaca,
y con la otra, un martillo.
De un golpe le aplastaste la cabeza.

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