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Un día citó a Barac, hijo de Abinoán, que vivía en Cedes, en la tierra de Neftalí y le dijo:

―El Señor Dios de Israel te manda que movilices diez mil hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón. Llévalos hasta el monte Tabor, para ofrecer batalla a Jabín y a su poderoso ejército con todos sus carros, que están al mando del general Sísara. El Señor dice: “Yo los conduciré hasta el río Quisón, y allí los derrotarás”.

―Iré si tú vas conmigo —le dijo Barac.

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