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23 El dueño de la casa salió y dijo:

—No hagan esa maldad. Este hombre es un invitado en mi casa. No cometan ese terrible pecado.[a] 24 Miren, aquí está mi hija que nunca ha tenido relaciones sexuales, y también está la concubina de este hombre. Pueden hacer lo que quieran con ellas, pero no cometan ese terrible pecado contra este hombre.

25 Pero los hombres no le hicieron caso. El levita fue a buscar a su mujer y la obligó a salir. Los degenerados la obligaron a tener relaciones sexuales y la torturaron toda la noche. A la madrugada la dejaron y le dijeron que se fuera.

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Footnotes

  1. 19:23 En ese tiempo era costumbre proteger y cuidar a los invitados.