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Lo que me dijo fue esto: “Vas a quedar embarazada, y tendrás un varón. Desde que nazca hasta que muera, será dedicado a Dios como nazireo. Por eso, no bebas vino ni otras bebidas fuertes, ni comas comida impura”.

Entonces Manoa le rogó a Dios: «¡Dios mío, que venga otra vez ese hombre que mandaste! ¡Que nos enseñe lo que debemos hacer con el hijo que nacerá!»

Dios hizo lo que Manoa le pidió, y mandó otra vez al ángel, el cual se le apareció a la mujer cuando ella estaba en el campo. Como Manoa no estaba allí,

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