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El Señor le dijo a Gedeón:

«Es mucha la gente que viene contigo. No quiero que vayan a sentirse orgullosos cuando derroten a los madianitas, y que se pongan en mi contra y digan que se salvaron por su propia fuerza. Así que habla fuerte para que el pueblo escuche, y diles que quien tenga miedo, que se levante y regrese a su casa.»(A)

Y desde el monte de Galaad se regresaron veintidós mil hombres, y sólo se quedaron diez mil. Pero el Señor volvió a decir:

«Todavía es mucha gente. Llévalos al río, para que allí los ponga a prueba. Si yo te digo: “Éste puede acompañarte”, irá contigo; pero si te digo: “Éste no te acompañará”, entonces no irá contigo.»

Gedeón llevó entonces a su gente al río, y allí el Señor le dijo:

«Pon aparte a todo aquel que beba agua como los perros, es decir, lamiéndola, y aparta también a todo el que se arrodille para beber.»

Los que se llevaron el agua a la boca con la mano y la lamieron fueron trescientos hombres; el resto de la gente se arrodilló para beber. Entonces el Señor le dijo a Gedeón:

«Con estos trescientos hombres que lamieron el agua los voy a salvar. Entregaré a los madianitas en tus manos. El resto de la gente puede volverse a casa.»

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Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase(A) desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil.

Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya este contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquel pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.

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