Jueces 17
La Palabra (Hispanoamérica)
III.— APÉNDICES (17—21)
El santuario de Micá y el santuario de Dan (17—18)
El santuario privado de Micá
17 Había en la montaña de Efraín un hombre llamado Micaías. 2 Dijo a su madre:
— Aquellos mil cien siclos de plata que te quitaron, por lo que tú lanzaste una maldición que yo oí con mis oídos…, esa plata la tengo yo; yo te la robé. Pues ahora te la devuelvo.
Su madre le respondió:
— Que mi hijo sea bendito del Señor.
3 Y él le devolvió los mil cien siclos de plata. Y su madre dijo:
— Consagro solemnemente, en favor de mi hijo, esta plata mía al Señor, para hacer con ella una imagen de madera y un ídolo de fundición.
4 Tomó su madre doscientos siclos de plata y se los entregó al fundidor. Este le hizo una imagen de madera y un ídolo de metal fundido, que quedó en casa de Micaías. 5 Este Micá tenía un santuario en su casa; hizo un efod y unos terafín y consagró sacerdote a uno de sus hijos. 6 En aquel tiempo no había rey en Israel y hacía cada uno lo que le venía en gana.
7 Un joven de Belén de Judá, de la familia de Judá, que era levita, residía allí como inmigrante. 8 Este hombre dejó la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde pudiera. Puesto en camino, llegó a la montaña de Efraín, a la casa de Micá. 9 Micá le preguntó:
— ¿De dónde vienes?
Le respondió:
— Soy un levita de Belén de Judá. Vengo de paso para residir donde pueda.
10 Micá le dijo:
— Quédate en mi casa, y serás mi padre y mi sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, vestido y comida.
11 El levita accedió a quedarse en casa de aquel hombre y el joven fue para él como uno de sus hijos. 12 Micá consagró al joven levita para que fuera su sacerdote. Y se quedó el joven en casa de Micá 13 que dijo:
— Ahora estoy seguro de que el Señor me favorecerá, porque tengo a este levita como sacerdote.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España