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»¡Dios mío,
mira qué poderosos se creen esos asirios!
Están muy confiados en su caballería,
y presumen del valor de sus soldados.
Confían en que sus armas
bastarán para vencernos.

¡No reconocen que eres tú
quien gana todas las batallas!

»Tu nombre es Rey del universo;
¡usa tu poder y déjalos sin fuerza!
¡Enójate con ellos y acaba con su orgullo!
¡Ellos no respetan la belleza de tu casa!
Quieren destruir tu templo;
quieren destruir tu altar.
¡Mira qué orgullosos son!
¡Manda tu castigo sobre ellos!

»Yo no soy más que una viuda;
¡dame fuerzas para llevar a cabo mi plan!

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