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«¡Dios mío!
¡Dios de mi antepasado Simeón!
Tú dejaste que él tomara venganza
de los extranjeros que violaron a Dina.
Ellos no obedecieron tu ley,
sino que la ofendieron
al desnudarla para violarla.

»Ellos forzaron a Dina y la violaron;
por esa maldad encontraron la muerte
allí donde la deshonraron.
Luego tú, mi Dios, hiciste que mataran
a los jefes de esos extranjeros.

»Tú destruiste a esa gente
junto con sus esclavos;
¡los poderosos murieron sobre sus tronos!
Tú escuchaste la oración
de los hermanos de Dina;
tú respondiste al horror que sintieron
cuando vieron violada a su hermana.
Tú les permitiste que se robaran
a las mujeres de esos malvados.
Hiciste que las hijas de esos extranjeros
fueran hechas prisioneras.
Tú les entregaste a los hermanos de Dina
las pertenencias de esos malvados.

»¡Dios mío, escucha mi oración!
¡Es la oración de una viuda!

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